A 13 años de la muerte de Mercedes Sosa: la chica que cantaba en los velorios y se convirtió en ícono cultural
La voz de la cantora se apagó el 4 de octubre de 2009, pero sigue vigente en sus canciones, en Argentina y el mundo.
De chica cantaba todo el día sin parar, hasta en los velorios de familiares y vecinos en su Tucumán natal. Con sus ganas de expresarse y su voz tan única, Mercedes Sosa se convirtió en un ícono cultural en Argentina y el mundo.
La lavandera Ema del Carmen Girón escuchó las campanadas de la fiesta patria cuando un 9 de julio de 1935 en San Miguel de Tucumán nació su bebita, a la que a quería llamar Marta. Aunque su papá el zafrero Ernesto “Tucho” Sosa la anotó como más le gustaba, Haydeé Mercedes Sosa, en la familia todos la llamaban como su madre quería: Marta.
La Negra Sosa creció en una familia pobre y llena de amor, jugando en las calles del Barrio Parque con piedras y tapitas, y subiendo a los árboles con sus hermanos Chichi y Cacho, sin regalos de Reyes ni muñecas.
Quería ser cantante y cantaba todo el día, incluso en los velorios. El primero fue el de un tío suyo, a quien con amor le quiso dedicar sus canciones, hasta que su papá se la llevó “para que no molestara”.
También cantaba en los actos escolares. A los 15 años, aprovechando una hora libre en la escuela, junto a sus compañeras y sin permiso de sus padres, participó de un concurso de canto en la radio LV12. Cantó “Triste estoy”, de su admirada Margarita Palacios, con el pseudónimo Gladys Osorio.
Ganó dos meses de contrato y el dueño de la radio tuvo que ir hasta su casa para pedirle a su madre que la dejara cantar. Su padre se enteró dos meses después, cuando escuchó a “la Marta” en la radio. La chica se empezó a hacer cada vez más conocida como “el orgullo de Tucumán”.
En una peña, Mercedes Sosa conoció al músico mendocino Manuel Oscar Matus. Se casó en julio de 1957 con el mismo trajecito negro que usaba para cantar, porque no tenía plata para comprar un vestido de novia. Al año siguiente nació Fabián, su único hijo.
Mercedes Sosa: ícono cultural
Matus produjo sus primeros discos, Canciones con fundamentos (1959) y La voz de la zafra (1961), que desde los títulos sintetizaban su ideología.
Con la voz de la Negra, las letras de Armando Tejada Gómez y la música de Matus nació el Movimiento Nuevo Cancionero. Los tres publicaron un manifiesto en febrero de 1963 para la creación de una música nacional de contenido popular, que integrara la diversidad cultural del país y que promoviera el intercambio con grupos similares de Latinoamérica.
Aunque nunca la habían invitado al Festival de Cosquín, Jorge Cafrune la vio entre la gente en la edición de 1965 y la invitó a subir. Ella cantó entonó “Canción del derrumbe indio”, acompañada por el bombo. Gracias a los aplausos del público, fue elegida Revelación.
Después de hacer giras por Latinoamérica, Estados Unidos y Europa, llegó la dictadura militar, que prohibió varios de sus discos y se la llevó detenida después de un concierto. En febrero de 1979 se exilió en París con su hijo. Los trece conciertos de su regreso al país en 1982 quedaron documentados en el histórico disco doble Mercedes Sosa en vivo en Argentina.
La cantora tucumana editó 47 discos, cantó con Charly García, Gustavo Cerati, Atahualpa Yupanqui, Ariel Ramírez y León Gieco, y con Luciano Pavarotti, Andrea Bocelli, Sting, Gal Costa, Chico Buarque y Shakira, entre otros grandes músicos. La aplaudieron de pie en el Carnegie Hall de Nueva York y otros teatros del mundo.
“Lo importante es saber lo que una quiere con el canto. Cantar no es solo abrir la boca y largar hermosas notas. El canto es algo mucho más profundo”, decía Mercedes Sosa, cuya salud se deterioraba día a día desde 2004. El 4 de octubre de 2009, hace trece años, su voz se apagó, pero sigue viva en sus discos y el corazón de todos.
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