Sergio Rotman

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Sergio Rotman

Sergio Rotman nació en Buenos Aires, Argentina, el 6 de noviembre de 1963,es músico y compositor. Reconocido por ser el saxofonista de Los Fabulosos Cadillacs y por su banda en paralelo Cienfuegos.
Desde 1999 es integrante de la banda Mimi Maura. Actualmente también se encuentra trabajando en dos bandas más: El Siempreterno, junto a Fernando Ricciardi, Ariel Minimal, Álvaro «Ruso» Sánchez y Mimi Maura; y en Los Sedantes, junto a Álvaro Sánchez en bajo, Dante Clementino en teclados y Mimi Maura en voz. En este proyecto también fue parte Horacio Villafañe.
Rotman formó parte de Los Fabulosos Cadillacs en 1985 hasta 1997, con la grabación del exitoso álbum Fabulosos Calavera. Con Los Fabulosos Cadillacs gana el primer premio Grammy americano que se le otorga a un grupo argentino. A partir de allí, decidió dedicarse de lleno a su proyecto propio, la agrupación de punk rock, llamada Cienfuegos, fundada en 1983. Esta banda estuvo activa durante veintisiete años y editó un total de cuatro trabajos discográficos. Se separaron en el año 2007.
En 1999 edita junto a su esposa, la cantante de origen puertorriqueña Midnerely Acevedo, el primer disco de la banda Mimi Maura. Rotman ha participado en álbumes de diferentes artistas, sin dejar de lado a Cienfuegos y Mimi Maura. Retornó con Los Fabulosos Cadillacs en 2008, participando del álbum La luz del ritmo y El arte de la elegancia, lanzado en 2009 asi como tambien en la Opera Rock «la salvación de Solo y Juan»
Además, entre otras cosas participó como músico y/o productor en discos de Los Auténticos Decadentes, Todos Tus Muertos y Los Cafres.
El 31 de marzo subió a las plataformas su último trabajo, llamado «Odio» (y sobre éste trabajo ésta excelente nota
Christian Alliana: Tu reciente segundo disco se llama Odio. Convengamos que no es un sentimiento que tenga buena prensa. ¿A qué se debe ese título?
Sergio Rotman: El odio es el único sentimiento que conozco. Llamar así al disco es una forma de reafirmar ese sentimiento sobre todo con las generaciones nuevas que utilizan el “hater” como algo despreciativo. Pero no usé el odio como una energía sino como algo estético. Tampoco tiene que ver con la violencia sino más bien con la frustración, entonces me parece que es válido hacer pensar a la gente por ese lado.
CA: Debido a ese título uno esperaría escuchar un disco cargado de canciones densas pero sin embargo el comienzo con Diamante aborda un costado pop poco común en vos.
SR: En este disco utilicé de una forma muy consciente el servicio. Generalmente yo escribo para mí pero acá traté de escribir para el que escucha. En ese aspecto bajé la intensidad de la distorsión en algunos temas en favor de la canción.
Ideado en plena pandemia, este segundo álbum solista muestra el costado más prolífico que Rotman recuerde (no suelo tener más de dos o tres canciones por año, pero el encierro sirvió para generar un volumen de composiciones poco común en mí). Con la ayuda de su habitual productor Pablo Martín, la base rítmica conformada por el baterista Gabriel Muscio y el bajista Álvaro Sanchez, Odio también tiene la particularidad de contar con diez guitarristas distintos, entre ellos Florián Fernández Capello, hijo de Vicentico, cantante de LFC y Ariel Minimal, también con un pasado en la banda insignia del rock alterlatino. En las once canciones que integran el disco y que tienen como columna vertebral el post punk (cuando termine la pandemia, va a explotar el post punk, porque es una música bien profunda y eso es lo que viene, basta de fiesta), Rotman da rienda suelta a su aguda lírica como en la crítica social de Aves de Rapiña (aves de rapiña en la ciudad / fíjate si no sos vos la presa) o la furia de Cielo Azul. Pero también hay lugar para mostrar su lado reflexivo y casi melancólico como en Morirse y Casa, un bonito punk melódico que describe una separación de pareja desde un costado poco común.
CA: Decías que el encierro te inspiró a componer, pero a la vez te sirvió para reafirmar lo malo de la raza humana. Este desencanto no es nuevo en vos, lo venís sosteniendo a lo largo de toda tu obra en tus diferentes proyectos.
SR: Sí pero me gustaría estar equivocado. No soy un cínico, no pateo al tipo en el piso, espero un cambio y es triste darse cuenta que uno tiene razón. La raza humana y su sociedad capitalista occidental construyen el peor ejemplo que uno puede entender de relacionarse entre dos seres: el asunto de superioridad de unos sobre otros. Los artistas olvidamos eso porque el arte calma al alma pero ahora con la pandemia resulta que no había más calma. Había que enfrentar el enorme fracaso de la sociedad moderna.
CA: Para colmo sacaste tu primer disco solista a fines de 2019 y luego ya comenzó la pandemia que trajo la imposibilidad de tocar en vivo. ¿Cómo creés que va a seguir esta situación?
SR: Pienso que deberíamos ir a la marginalidad como cuando tocábamos en los ochenta sabiendo que iba a venir la policía a cagarte a palos. Esta es una enfermedad que viene a afectar al sistema, no a las personas. Lo que pasa es que todos los que dependen del sistema están desesperados. A mí no me importa, el problema no es que que no ganes plata sino que no puedas tocar. En mi caso lo que me di cuenta antes de la pandemia es que sostener una carrera con tu propio nombre no es lo mismo que ser parte de un grupo, es más difícil. Había hecho dos shows solistas antes del encierro y fueron los peores shows que hice en mi vida. Me quedé con la sensación de que soy un desastre jaja así que ahora voy por la revancha.
A medida que la charla va virando desde su nuevo disco hacia la actualidad del mundo y la escena musical, Sergio Rotman va soltando su rabia como un dibujo animado al que le sale humo por encima de la cabeza. Sin medias tintas el saxofonista deja caer unas tras otras sus opiniones con firmeza y con el aplomo que le confiere su carrera de más de treinta y cinco años.
CA: Hace tiempo venís diciendo que la música se convirtió en un commodity, un producto como cualquier otro.
SR: Y en algo peor aún, ¡en un servicio! La música perdió su motivo que es el arte. Malo de por sí es que no haya arte pero ya que sea un servicio es indigno totalmente. Y la culpa de eso la tiene mucho lo que llaman el género urbano. Ellos son los responsables de esta mierda, metiéndose en el negocio y poniendo sus valores y su ética. Son ignorantes que jamás tuvieron interés en brindarle a la gente ninguna satisfacción. Han llevado a la música a su expresión más patética, banalizando a la mujer. Estos pibes quieren ser empresarios, no músicos. Venden un mensaje como el tipo que te toca el timbre de tu casa y te vende la Biblia.
CA: ¿Pero pensás que puede haber un artista que tenga un mensaje potente desde el trap?
SR: Es que mensaje potente tienen todos. El problema con el género urbano es que tiene una relación con la forma capitalista de entender el arte que está en su raíz. Los “hiphoperos” te van a decir que son la resistencia desde Brooklyn, pero ahí no hay resistencia de nada; resistencia hay en La Paz o Asunción. Cuando vos querés resistir al sistema te colgás una guitarra eléctrica y tocás con distorsión.
CA: Y entonces ¿qué lugar ocupa hoy el rock?
SR: El rock and roll como concepto y forma artística es superior a cualquier otra forma por la intensidad de lo que describe; ninguna música se atrevió a tanto. Lo genial que tiene el rock and roll es que desprecia el concepto de la madurez. Sos un joven eterno con infinidad de problemas. Y hay una sola cosa segura para el rockero: no vas a resolver el problema, lo vas a pelear desde el principio hasta el día en que te mueras. El compromiso es para siempre, no importa cuántos views o likes tengas. Si tu carrera se maneja por eso estás jodido porque siempre va a haber otro que tenga más views que vos.
LOS FABULOSOS CADILLACS, CELIA CRUZ Y RUBÉN BLADES
CA: Finalmente cierra tu disco Odio y es un tema que hubiera quedado muy bien en La Salvación de Solo y Juan (2016), el último álbum de Los Fabulosos Cadillacs.
SR: Sí, es un tema que se lo toqué una vez a Vicentico porque pensaba que iba a quedar muy bien con su voz pero no pudimos avanzar. En ese momento me enojé mucho con Flavio (Cianciarulo, bajista de la banda) porque no me dejó meter ni un tema en su obra. El regreso de los Cadillacs estuvo muy bueno pero para mi gusto dejamos pasar un montón de situaciones que lo hubieran hecho más rico. En esta etapa sólo componen Vicentico y Flavio y el grupo pierde más de lo que gana. Hay que tener mucha paciencia en LFC y cuando siento que la voy a perder, me voy de la banda, prefiero no quedarme a pelear. Porque sé que esa es mi familia y lo más interesante es que no está dicha la última palabra, es un terreno que me apasiona. Creo que cuanta mayor tensión hay, mejores discos se hacen así que encuentro a Los Fabulosos Cadillacs como una banda prodigiosa.
CA: ¿Cómo es tu aproximación a la música latina? Teniendo en cuenta que venís del movimiento punk de Buenos Aires de principios de los años 80 y tus composiciones están más cerca de Inglaterra que de Puerto Rico.
SR: Es que no hay nada más punk que Chamaco Ramírez, Tommy Olivencia, Héctor Lavoe o Cheo Feliciano. Me da lástima que los cánones de la Fania fueran tan estrictos que no les permitieron a estos grandes cantantes poder llevar todo su potencial fuera de ese formalismo tan estricto de la salsa. Pero no es extraño que a los rockeros nos guste lo afro. Una rueda de tambores como usaba Tego Calderón es más parecido a Motorhead que a Daddy Yankee.
CA: Hay una historia que dice que cuando ustedes grabaron Vasos Vacíos con Celia Cruz para el disco El Ritmo Mundial (1988) nadie quería grabar con ella en Buenos Aires.
SR: Es que los Cadillacs siempre fuimos más cultos que el promedio de los músicos argentinos. Ella quería triunfar en Buenos Aires y como le iba bien en Estados Unidos pensó que se podía comer el mundo. Pero el mundo no es Estados Unidos, ella se tiraba a Perú, Ecuador, México y le iba bien, pero Argentina es otro cantar y nadie le daba pelota. Se la ofrecieron a Charly García y no sabía ni quién era ella. Hasta ese momento no había una conexión musical entre el mundo del Caribe y Argentina. Así que nosotros inmediatamente quisimos que cante con nosotros; nos interesaba mucho su conexión con David Byrne, que la tipa había salido del ghetto de la salsa y se había metido con el rock. Y lo mejor es que Vasos Vacíos ni siquiera estaba hecha en su tono, podría haber quedado mal pero se convirtió en un hit tan gigante porque la canción es preciosa y teníamos una energía muy positiva.
CA: Con Rubén Blades no sólo grabaron en Fabulosos Calavera (1997) sino que compartieron shows y más momentos juntos.
SR: Con él sí tuvimos una relación más intensa, tocamos varias veces en vivo. Tenemos una anécdota muy buena: En 1995 tuvimos un problema en Puerto Rico con la policía porque nos encontraron droga y Rubén vino a darnos un discurso diciéndonos que nosotros éramos los representantes de Argentina, que teníamos que ser un ejemplo para la sociedad y no podíamos tener ese tipo de actitudes. Y me acuerdo algo muy gracioso: mientras hablaba se daba cuenta de que estaba mal lo que estaba diciendo. Nos decía: ustedes no pueden hacer eso pero claro… siendo jóvenes y exitosos es normal. Hablaba y se contradecía, jajaja.
#ELSIESTERO, Historias y anécdotas de las mejores Bandas del Mundo, Domingos de 17.00 hs. a 18.30 hs. 105.1FM www.fmsos.com.ar

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