20 de enero de 1982, Ozzy Osbourne produjo otro numerito en el concierto de Des Moines (Iowa), cuando una persona del público arrojó un murciélago al escenario. Al loco de Ozzy, pensando que era de plástico, no se le ocurrió otra cosa que llevárselo a la boca como si fuera una bella paloma blanca y pegarle un bocado en la cabeza. Pronto se dio cuenta de que aquel murciélago no era un juguete: “Para empezar, la boca se me llenó de un líquido pegajoso y cálido con el peor regusto que os podáis imaginar. Noté que me manchaba los dientes y me corría por la barbilla. Y luego la cabeza se me movió dentro de la boca.
‘No me jodas’, pensé, ‘no me jodas que acabo de comerme un murciélago’”. Esta anécdota hizo que el cantante fuera trasladado al hospital y después sufrió la tortuosa experiencia de pasar una semana recibiendo inyecciones: “Cada noche, durante el resto de la gira, tuve que buscar un médico que me pusiera las inyecciones antirrábicas: una en cada cachete, una en cada muslo y una en cada brazo. Todas hacían un daño de la hostia. Me hicieron más agujeros que a un puto queso suizo. Pero imagino que era mejor que pillar la rabia. Aunque también es verdad que nadie se habría dado cuenta si me hubiera vuelto majara”.===>#ELSIESTERO, Historias y anécdotas de las mejores Bandas del Mundo, Domingos de 17.00 hs. a 18.30 hs. 105.1FM www.fmsos.com.ar