A 40 años del disco debut de Viuda e Hijas de Roque Enroll: “Fue todo una gran vorágine”
Mavi Díaz, Claudia Sinesi y Claudia Ruffinatti recordaron la grabación del álbum que marcó el comienzo de la famosa banda. “Bikini a lunares amarillo diminuto justo justo” y “Estoy tocando fondo” son dos de los clásicos de este trabajo.
Por Carlos Iogna Prat (TN – La Viola)
“Somos maniáticas, plásticas, árticas. Somos el ejército, el ejército del surf” cantaban las Viuda e Hijas de Roque Enroll en su primer disco hace 40 años. Mavi Díaz, voz, María Gabriela Epumer, guitarra y coros, Claudia Sinesi, bajo y coros, y Claudia Ruffinatti, teclados y coros, se destacaron por su particular propuesta musical y una estética novedosa para mediados de los ‘80 dentro del rock argentino.
La banda formada por mujeres encabezó junto a otros artistas como Los Twist, Los Abuelos de la Nada, Soda Stereo y Virus, entre otros, un movimiento que apareció en el país con el regreso de la democracia, en 1983.
Con su disco debut, homónimo, las Viudas propusieron el baile y la alegría con temas como “Hace base”, “Estoy tocando fondo” y “Bikini a lunares amarillos diminuto justo justo”. Por aquellos años, el grupo publicó otros importantes trabajos discográficos como Ciudad Catrúnica (1985), que traía el clásico “Lollipop” y Vale cuatro (1986), con el éxito “La familia argentina”.
“La grabación del primer disco fue una vorágine. Nos gustaba hacer canciones y estábamos muy entrenadas. Yo siempre digo que los planetas realmente se alinearon, no solo en reunirnos a nosotras cuatro, sino también con los productores que teníamos, que eran muy top”, recordó Claudia Sinesi a La Viola, a 40 años de la salida del disco debut. “Fue una época muy gloriosa, colorida, muy llena de energía de los 20 años, y muy fresca e ingenua. Todo eso junto”.
“Que ya se cumplan 40 años de ese primer disco me parece increíble que haya pasado tanto tiempo porque de alguna manera las Viudas siempre están presentes en mi vida y también en la memoria de un montón de gente que cada vez que posteamos una foto o que, en algún aniversario como es en este caso, de este primer disco, la gente nos devuelve muchísimo cariño. Lo que nos pasa a nosotras recordando los buenos momentos, le pasa al público que fue testigo, que lo escuchó y que lo vivió en distintas etapas, lo hace vigente no solamente al disco, sino también a la banda y al legado que dejamos”, describió Mavi Díaz.
Por su parte, Claudia Ruffinatti recordó: “Fue lo contrario a lo que pasaba con la mayoría de los grupos, que después de tocar mucho tiempo juntos llegaba la posibilidad de grabar un disco. A nosotras fue al revés, nos plantearon de hacer un disco y después la banda tuvo su desarrollo. Fuimos muy afortunadas y en ese trabajo pudimos plasmar el encuentro de cuatro músicas con carreras distintas y que pudimos hacer un trabajo de composición y autoría en equipo y en poco tiempo de ensayo a pleno pudimos plasmarlo en un disco fue maravilloso”.
Un poco de historia
El 2 de abril de 1982, los argentinos se desayunaron con la inesperada noticia: las tropas habían llegado a las Islas Malvinas y tomaron la capital para rebautizarla como Puerto Argentino. La rendición del entonces gobernador británico, alrededor de las 9.30 de aquel día, marcó el principio de la Guerra. Durante el conflicto bélico, entre abril y junio, los interventores de las radios dieron la orden de no pasar música extranjera, en especial, en inglés. Los musicalizadores se encontraban con la dificultad de no conseguir material en español, en especial de artistas locales, por la censura de esos últimos años. Fue un antes y un después. Un punto de inflexión. Los productores y los sellos discográficos salieron a la búsqueda de material, en especial de una nueva generación que asomaba la cabeza.
Rouge era una banda argentina formada solamente por mujeres que se dedicaba a hacer versiones de canciones en inglés. En sus filas estaba también la baterista Andrea Álvarez. En 1982, María Gabriela Epumer empezó a tocar la guitarra con ellas y, tras la salida de la bajista, propuso como reemplazo a su amiga Sinesi. Ambas componían sus propias canciones, pero la banda no quería abandonar la línea de los covers.
“Con María Gabriela nos conocíamos desde que ella tenía 15 y yo 17. En esa época arrancamos a tocar juntas. Con la Guerra de Malvinas, no podíamos cantar más las canciones en inglés y entonces formamos parte de la segunda versión de Rouge. Se fue la guitarrista y entro Gabriela y cuando se fue la bajista me llevó a mí”, rememoró Sinesi.
María y Claudia escuchaban mucha música en sus casas por sus hermanos Lito Epumer y Quique Sinesi. “Empezamos a componer nuestras primeras canciones y un día tocamos en la esquina de la casa de Mavi Díaz. A los pocos días me llamó para contarnos de un productor que estaba buscando un grupo de chicas que cantaran y tocaran. Rouge justo se había separado hacía unos días. Conocimos a una tecladista Claudia Ruffinatti que se iba a probar en el grupo”.
“Pusieron un anuncio en la cartelera de la revista Pelo buscando una tecladista. Yo tenía un compañero en el conservatorio Manuel de Falla que me dijo que me presentara. La llamé a María Gabriela, que vivía en Villa Devoto, a 10 cuadras de casa, y arreglamos para juntarnos a tocar. A los pocos días la banda se disolvió. Igualmente, nos juntábamos a escuchar música. Un domingo, almorzando en casa con mis padres, me llamó para contarme que había un productor que buscaba una banda de chicas y me preguntó si me quería sumar. Me dijo que teníamos que grabar en 30 días”, recordó Ruffinatti.
“Yo conocía a Rouge porque tocaban cerca de mi casa y me gustaba mucho cómo sonaban. No había muchas chicas que tocaron en ese momento. A mí llegó que una agencia estaba buscando un grupo de chicas, que no tenían nada que ver con nosotras, y les propuse ir con mi canción ‘Estoy tocando fondo’. Las invité a tomar el té a casa y le mostré el tema”, completó Mavi sobre aquel primer encuentro.
Las integrantes fueron a la productora, pero no las atendieron. No bajaron los brazos e intentaron una reunión por segunda vez. Llevaron una guitarra criolla para cantar la canción. “No teníamos un demo y tuvieron que abrirnos la puerta para no pasar vergüenza y ahí fue cuando Bernardo Bergeret nos escuchó cantar y llamó a Pelo Aprile, dueño del sello Interdisc. Nos tomamos dos taxis y fuimos hasta su oficina y volvimos a cantarle ‘Estoy tocando fondo’. ‘¿Pueden grabar en un mes’? Fue su pregunta. ‘Si, obvio’ fue nuestra respuesta y así empezó todo”, recordó la cantante. ”Bikini a lunares amarillo diminuto justo justo”.
Según Mavy, el nombre surgió como la representación de una empresa “cuyo dueño se muere y queda su viuda”. “En nuestro grupo ese difunto era Roque Enroll, como queriendo decir que el rock estaba muerto y que nosotros éramos las herederas. Todas éramos como hijas de madres imaginarias que habíamos heredado el reino de la música”. Entre mayo y junio de 1984, estas “viudas” entraron a Panda para registrar sus primeras canciones. Un estudio buscado por las principales figuras del rock nacional y por donde ya habían pasado Charly García con Yendo de la cama al living y en donde produjo el debut de Los Abuelos de la Nada y Los Twist con su exitoso La dicha en movimiento.
“Habíamos compuesto el disco en un mes y la única carta de presentación que tuvimos para conseguir nuestro contrato discográfico fue ir con la guitarra criolla a cantar ‘Estoy Tocando Fondo’ a la oficina del productor. En el estudio, él estaba un poco nervioso mientras nos veía armar y en un momento me preguntó a mí si no nos sentíamos seguras para grabar y si queríamos podíamos llamar músicos profesionales. Yo le dije que se quedara tranquilo y por supuesto grabamos todo maravillosamente y la rompimos. Esto agigantó su confianza en ese momento Él también fue muy jugado porque nunca nos había escuchado tocar. Venían amigos a escucharnos y la verdad es que se generó una energía muy bonita. Todos nuestros colegas músicos nos apoyaban mucho”, recordó Mavi.
“Él productor nos dijo, ‘chicas graban esto’, pero tuvimos que llegar a un acuerdo. Grabamos algunas versiones, pero somos compositoras y defendíamos lo que hacíamos, porque estábamos muy seguras y muy tranquilas de que lo podíamos hacer bien. Así es que grabamos ‘Bikini’, como él quería, pero obviamente que la letra no decía eso, le pusimos nuestra impronta, o sea, no decía qué pelitos que tenés, nada de eso”, contó Sinesi sobre la grabación de uno de los primeros hit de la banda.
Bergeret tenía en mente otro tipo de grupo femenino, pero al descubrir la propuesta que traían cambió rápidamente de opinión. Encontró que esa propuesta cercana a la new wave y estética retro podría causar un impacto fuerte en el público. “Vio nuestro gusto por la música de los años ‘60, por los arreglos vocales, y entonces dijo ‘bueno busquemos algunos temas que hayan sido un hitazo y hagamos una versión en castellano’. Lo que no se esperaba es que nosotras transformáramos ‘Bikini a lunares amarillo diminuto justo justo’ en lo que fue y creo que para nosotras fue un disparador de poder hablar de ciertas cosas de mujeres, de chica, que no se habían hablado jamás en una canción como depilarse, como los prejuicios con la estética que después fuimos desarrollando también en otras canciones”, expresó Mavi sobre la destacada versión.
Y completó: “Además, tenemos el gusto de que nos hayan, no solamente autorizado la versión en castellano que es la única versión autorizada por sus compositores originales, sino que fue traducida a otros idiomas, se grabó en portugués nuestra versión, y en algún otro idioma que ahora no recuerdo. Creo que lo que pegó de la canción, además de que la música obviamente es un éxito, el abordaje de una temática hasta ahora absolutamente tabú en el pop o en el rock”.
“La gran mayoría de los días grabábamos de noche y nos habían asignado una cantidad de horas que no eran muchas. Hicimos todo lo que queríamos y la pasamos muy bien”, destacó Ruffinatti. También recordó algunas anécdotas como que se quedaban dormidas mientras grababa otras de las chicas. “Había que descansar un poco porque veníamos de un día de trabajo aparte de estar en este proyecto que era nuevo. También cuando grabamos el tema ‘Carolina amoníaco’, que relata la experiencia de una chica que estaba en una fiesta donde se estaba fumando cannabis y la protagonista de la historia dijo que no quería hasta que en un momento probó y cuando la cantábamos le dijimos a Claudia Sinesi que hablara de esa forma. Fue totalmente espontaneo lo que surgía y nos tentábamos de la risa porque salió de una forma genial. Pensábamos que no podíamos seguir grabando al imaginar la historia de Carolina amoníaco”.
“Estoy tocando fondo”
“Hoy me vi en el espejo y respiré hondo. Me di cuenta que por vos estoy tocando fondo. Esto de la musiquita ya me tiene loca. Ya mi papi no me quiere. Mi reloj no da la hora, mi fonola no funciona. El batido se me afloja, pero el twist está de moda”, arranca otro de los clásicos del debut homónimo de Viuda e Hijas de Roque Enroll, “Estoy tocando fondo”.
“La había compuesto antes de conocer a las Vidas y fue nuestro primer caballito de batalla por decirlo de alguna forma. Empezaba a escuchar muchísimo en las noticias, en la televisión, en los diarios la amenaza del Fondo Monetario Internacional, lo que significaba y para mí poder hacer una canción y poner esas palabras en una canción tuve la necesidad de hacer una analogía con una relación romántica decepcionante donde realmente la protagonista de la canción está bajoneada porque ha sufrido un gran desengaño con esta especie de romance con este FMI que se personifica en un chico y que la trae por la calle de la amargura a la pobre cantante. Un poco eso fue el chiste, tristemente 40 años más tarde el desengaño sigue vigente en nuestra vida y la canción también sigue tristemente vigente”, recordó Mavi Díaz.
Según recuerda Claudia Sinesi, el productor les dijo que graben primero estas dos canciones primero y después que siguieran con los otros temas. “No teníamos mucho tiempo. Eran 15 días en el estudio, ya que teníamos fecha para salir a tocar. Mientras nosotras terminábamos de grabar el disco, el sello lanzó los corte y lo mandaron a las radios. Apareció un spot para la televisión. Cuando salimos del estudio, ya nos conocía todo el mundo”.
La relación de las Viudas con otros artistas de la época
“Los lugares para tocar eran siempre los mismos, con lo cual a veces se generaban como pequeñas anécdotas sobre que una banda era enemiga de la otra y todo eso no pasaba. Siempre nos encontrábamos a tocar en los mismos lugares, en las discotecas donde ibas a bailar un domingo a la tarde a Pinar de Rocha y tocaban Virus, Los Twist y las Viudas, por ejemplo. El fenómeno fue creciendo y compartíamos las giras o los pocos festivales que había en esa época donde estaban nuestros grandes referentes como Charly García y Luis Alberto Spinetta. Fito Páez empezó más o menos con nosotras. También estaban Los Abuelos de la Nada, Virus, y luego con Soda Stereo. Había una gran complicidad si se quiere y éramos un poco amigos todos”, recordó la cantante.
Para la tecladista también fue un momento importante de compañerismo entre los jóvenes músicos de la época. “Íbamos a la mayor cantidad de shows para ver a nuestros colegas. En ese momento había un surgimiento de la música nacional. En las discotecas y clubes armaban un show increíbles junto a otros artistas. Nos cruzábamos mucho y nos prestaron instrumentos en alguna que otra oportunidad. A Claudia una vez se le rompió el bajo y Zeta (Bosio) de Soda Stereo le prestó el bajo que ella quería, y a mí me pasó que en un show en Lanús, hubo un cortocircuito que me quemó el teclado, y fui volando a la casa de Patricia Sosa y me prestó uno que tenía”.
“Algunos eran nuestros novios”, sostuvo la bajista entre risas. “Éramos muy compañeros y nos apoyaban en todo. Incluso con mi hermano, Quique Sinesi, que es guitarrista y el hermano de María Gabriela, Lito Epumer, en todos los tipos de rubros, los chicos siempre nos querían. Hace poco leí algo que Luca Prodan nos admiraba y hasta le daba un poco de celo el éxito que habíamos tenido”.
Una estética muy particular
El concepto musical de Viuda e Hijas de Roque Enroll estuvo acompañado de la imagen. En la tapa de aquel disco debut, las integrantes aparecen vestidas con un look que representó a una época de la música nacional.
“Cada una ya tenía una cosa muy fuerte. Nos gustaba mucho la ropa retro de los ‘60. Yo era muy fanática del Club del Clan, de los tacos chupete. Afanábamos mucha ropa, mi mamá que tenía un tremendo vestuario porque fue cantante y tenía ropa maravillosa que nosotras se la rompíamos toda y nos hacíamos nuestros vestuarios”, recordó Mavi Díaz.
“Todo cambió cuando apareció Viviana Santamarina, compañera de colegio de María Gabriela, y que fue una diseñadora increíble que en un momento, ya pasado el primer disco, nos hacía todos los vestuarios de las tapas y de los conciertos. Ella interpretaba nuestra música del lado de la moda como un arte”, destacó la cantante. Cada uno de los nuevos temas, el grupo se lo mostraba a Santamarina para ir ideando el vestuario con los colores.
“Usábamos materiales como goma Eva, que jamás se había usado más que para hacer ojotas, un look tremendo y absolutamente original. También teníamos una propuesta estética en nuestro escenario que la preparan Viviana y su marido Alejandro Santamarina, un artista plástico increíble. Siempre estuvo muy asociada la estética con la música porque eran una comunión y consideramos tanto la moda como la puesta en escena un arte absolutamente necesario para expresar nuestra música”.
“La tapa del primer disco la hizo José Luis Perota, que le sacaba fotos a Graciela Borges, Susana Jiménez, y era increíble para nosotras. El arte lo hizo Carlos Mayo, que trabajaba para Pelo April, el productor del sello, y vino con una pila de revistas de los ‘60 para meternos en esa época para hacer la sesión fotográfica. Nos mostraba cómo estaban paradas las modelos, todas trabadas, y eso nos sirvió para imitar esas poses que después quedaron para siempre en nosotros”.
Mavi recordó una curiosa anécdota del día que hicieron la foto del primer disco. “A María Gabriela (Epumer) se le había muerto su perrita. Después de largas horas de maquillaje íbamos al shooting y ella se ponía a llorar. Había que sacarle el maquillaje y volvérselo a hacer. Esto se repitió durante muchas veces, así que le recuerdo esa sesión porque fue la más larga de mi vida. Fueron como 14 horas en el estudio de José Luis Perota. Finalmente, quedó hermoso y fue muy representativo. Tener vinilo que comprabas para escuchar junto a tus amigos y leer en la tapa los créditos, más las letras tenía mucha importancia. La portada te anticipaba un poco lo que ibas a escuchar”, concluyó Mavi sobre aquel primer paso de las Viudas. Luego llegarían más éxitos, pero esa es otra historia.
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