La distinción de la Reina a los Beatles en Buckingham: nervios, marihuana en las botas y una expresión algo burlona
Hace 59 años, la reina Isabel II incluyó a la agrupación del momento en la lista de quienes recibirían la Cruz de Miembro de la Excelentísima Orden del Imperio Británico, siguiendo la recomendación del líder laborista. Los Beatles arribaron a las 11 de la mañana, y una multitud de aproximadamente 4,000 personas los esperaba en las puertas. Las anécdotas de ese día inolvidable
Asociar su imagen a la banda más popular del momento se perfilaba como una táctica efectiva para atraer al electorado joven. Harold Wilson, el líder del Partido Laborista, había obtenido una victoria ajustada en las elecciones británicas de 1964. Enfrentando futuras elecciones, requería un impulso significativo. En ese contexto, los Beatles estaban ascendiendo al tope de todas las listas de éxitos. La Beatlemanía se había convertido en un fenómeno global. Mientras que su primer sencillo, “Love Me Do”, lanzado tres años antes, había cosechado éxito, su primer álbum de estudio, “Please Please Me”, resultó ser un triunfo abrumador.
El impacto de la banda trascendía el ámbito musical. Su influencia se extendía a la moda, los peinados y las costumbres, fenómenos que se agrupaban bajo el término de Swinging London. Carnaby Street en Londres se había convertido en el epicentro de este movimiento cultural.
Siguiendo la recomendación de Wilson, la Reina Isabel II decidió otorgar la Cruz de Miembro de la Excelentísima Orden del Imperio Británico (MBE, por sus siglas en inglés) a los cuatro miembros de los Beatles. Este reconocimiento se estableció en 1917 por el Rey Jorge V, con el objetivo de honrar a aquellos que habían prestado servicios no relacionados con la Primera Guerra Mundial.
Cuando la carta de la Reina llegó a Brian Epstein, el manager de los Beatles, los miembros de la banda inicialmente no comprendieron de qué se trataba el reconocimiento. Las reacciones fueron mayormente positivas, con una excepción notable. Para Paul McCartney, la distinción era un honor; Ringo Starr consideró que ser recibido por la Reina ya era algo extraordinario. John Lennon, en cambio, no mostró entusiasmo y contempló la idea de rechazarlo. “Al ver el sobre con el membrete de la OHMS (Al Servicio de Su Majestad, por sus siglas en inglés) creí que me llamaban para enlistarme en el ejército… Pero en realidad, antes de concederte un MBE, el Palacio te escribe preguntándote si vas a aceptarlo, porque no puedes rechazarlo públicamente, entonces primero te sondean. En aquel momento puse la carta con el correo de mis fans, hasta que Brian me preguntó si la tenía. Él y algunos otros me habían persuadido de que no nos interesaba aceptar. Me resultaba violento”, resumió John en una oportunidad. Sin embargo, su mánager los persuadió durante un tiempo. “Si no la aceptan, nadie sabrá que la habrán rechazado””, les aseguró Epstein, logrando finalmente convencerlos.
Los Beatles y la Reina Isabel II ya se habían cruzado en 1963 durante un espectáculo de variedades anual dedicado a la monarquía. En esa ocasión, Lennon dirigió su mirada hacia el palco real antes de interpretar “Twist & Shout”. Instó a aquellos en los “de los asientos económicos a aplaudir”, mientras invitaba a los ocupantes de las “butacas más caras” a “batir sus joyas”.
Antes de la ceremonia de condecoración, la corona británica llevó a cabo una conferencia de prensa el 12 de junio para anunciar a los galardonados. En un gesto de desaprobación, Lennon llegó con una hora de retraso, una violación significativa de las normas de etiqueta británicas, especialmente considerando que el evento estaba organizado por la familia real.
En la misma jornada, otras figuras públicas también manifestaron su descontento. El Coronel Frederick Wagg devolvió las 12 medallas que había recibido por su servicio en ambas Guerras Mundiales y renunció al Partido Laborista en protesta contra el reconocimiento otorgado a los músicos. La moral de la banda no era bien vista por los sectores más tradicionales de la sociedad. La decisión de condecorar a los “fabulosos cuatro” fue la gota que colmó el vaso para aquellos que rechazaban los cambios en el orden social.
A pesar de las controversias, la Reina se mantuvo firme en su decisión, consciente del cambio generacional que se estaba produciendo. La ceremonia oficial tuvo lugar el 26 de octubre en el Palacio de Buckingham. Los Beatles arribaron a las 11 de la mañana, y una multitud de aproximadamente 4,000 personas los aguardaba en las puertas. Estos jóvenes, en un estado de euforia palpable, intentaron saltar las rejas del palacio al ver a sus ídolos tan cerca. Aunque algunos tuvieron éxito en su intento, las fuerzas de seguridad lograron hacerlos retroceder.
Ringo Starr, Paul McCartney, John Lennon y George Harrison observaban atentamente su entorno mientras entraban en la Sala del Trono. Fueron recibidos con una actuación musical por parte de la banda de los Coldstream Guards, un regimiento de infantería del Ejército británico. Cuando el cardenal Lord Cobbold pronunció sus nombres, se alinearon en fila. La Reina procedió a colocar las medallas en las solapas de sus trajes. Avanzaron un paso, hicieron una reverencia y la Reina les extendió la mano. Tras intercambiar unas palabras, regresaron a sus posiciones para hacer una segunda reverencia. A continuación, se llevó a cabo una sesión de autógrafos para miembros de la familia real, seguida de una conferencia de prensa.
De acuerdo con testimonios de la época, la Reina intentaba mostrar cierta familiaridad con los miembros de la banda, aunque no estaba particularmente bien informada sobre ellos. “La Reina me preguntó: ‘¿Han estado juntos durante muchos años?’”, relató Paul McCartney en su momento. “Yo respondí ‘sí, muchos años’, y Ringo añadió ‘como unos 40′”. Ringo Starr también recordó que la Reina tenía “una expresión extraña y algo burlona en su rostro. Parecía que quería reírse o quizás estaba pensando: ‘¡Que les corten la cabeza!’”, añadió Ringo, en tono humorístico.
Existen numerosas anécdotas relacionadas con la visita de la banda al Palacio de Buckingham. John Lennon afirmó en una versión que estaban tan nerviosos antes del encuentro con la Reina que llevaban cigarrillos de marihuana escondidos en sus botas y que habían fumado en el baño previo a la ceremonia. “Estábamos sonriendo como tontos porque acabábamos de fumar un porro en el baño del palacio. Estábamos muy nerviosos y no sabíamos qué decir. La Reina estaba sentada en un trono y dijo algo así como ‘bla, bla, bla’, no lo terminamos de entender”, relató Lennon. George Harrison, sin embargo, no desmintió la versión de Lennon, aclarando que sí habían fumado en el baño, pero solo tabaco. Ringo Starr, por su parte, no desmintió ni dejó nada en claro: “No estoy seguro sobre si habíamos fumado marihuana. De cualquier manera, el palacio es un lugar muy extraño”, comentó.
En la conferencia de prensa posterior a la ceremonia, Paul McCartney calificó al Palacio de Buckingham como “una residencia magnífica” y mencionó que la Reina los había tratado “como si fuera una madre”. Al ser consultados sobre si se sentían nerviosos, John Lennon respondió: “No tanto como otros”.
Ringo Starr decidió guardar la condecoración en su hogar, mientras que Paul McCartney y George Harrison la mostraron con orgullo en la portada del álbum “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, lanzado en 1967. John Lennon, por su parte, optó por un camino diferente: regaló la medalla a su tía Mimi, quien la colocó sobre la chimenea de su casa.
La historia no terminó ahí. Cuatro años después de recibir la distinción, y en un contexto de radicalización de sus posturas políticas y su relación con Yoko Ono, Lennon decidió devolver la medalla. Envió una carta a la Reina en la que expresaba: “Su Majestad, estoy devolviendo mi MBE como protesta contra la participación de Gran Bretaña en el conflicto entre Nigeria y Biafra, contra el apoyo a Estados Unidos en Vietnam y contra el fracaso de ‘Cold Turkey’ en las listas de éxitos. Con amor, John Lennon”. La canción “Cold Turkey” fue uno de sus primeros trabajos fuera de la banda y se interpretó como un truco publicitario debido a sus bajas ventas.
Posteriormente, Lennon reveló que había estado reflexionando durante años sobre la necesidad de devolver la medalla. “‘Tengo que deshacerme de la medalla, es necesario’. Cuando me planteé cómo, pensé que si lo hacía en privado la prensa se enteraría igualmente y saldría a la luz. Por eso, en lugar de esconderlo, decidí convertirlo en todo un acontecimiento”, explicó. La medalla MBE de Lennon fue finalmente descubierta en una bóveda del Palacio de St. James, en Westminster, en el año 2009.
Por otro lado, Paul McCartney y Ringo Starr siguieron aceptando con entusiasmo las distinciones otorgadas por la Reina Isabel II. Ambos músicos fueron elevados al rango de Sir. “Es un gran honor para mí y para mi familia. No puedo evitar pensar en lo orgullosos que se sentirían mis padres en Liverpool”, expresó Paul en 1996. Años después, Ringo fue también nombrado Sir y declaró: “Es un honor y un placer ser reconocido de esta manera”. Paul McCartney no dudó en felicitar a su compañero a través de su cuenta de Twitter, describiéndolo como “Sir Ringo, el mejor baterista y el mejor amigo”.
Paul McCartney había sido distinguido por “sus servicios a la música”. En cambio, a Ringo Starr, en 2018 se le concedió el título por su labor, que excedió su trayectoria en la música. Se agregaron sus “aportaciones a causas como el SIDA, el hambre y la pobreza, entre otras”.
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