TANGO Y ROCK
UN POCO DE HISTORIA:
En la década del ´60 la información llegaba a Argentina con un cierto desfazaje temporal y conceptual. Esta situación se prolongaría hasta fines de los años ochenta, periodo en el que se masifican los avances tecnológicos e informativos.
El Rock Nacional es un claro ejemplo de esto: el alejamiento del punto donde el rock sucedía, ayudaba a que este género se concibiera tarde -y descontextualizado-.Las bandas, en la primera mitad de la década del ´60 (influenciadas por artistas anglosajones como The Beatles y The Rolling Stones, entre otros), cantaban en inglés, omitiendo la incorporación del contexto musical y social que los atravesaba.
De esta forma, cuando comenzó el rock en nuestro país (hace exactamente 50 años), la información era brindada por algunos medios gráficos o discos que llegaban y autorizaban algún conocimiento sobre lo que acontecía en el exterior.
Por esos años en Estados Unidos se estaba gestando el hippismo como un movimiento de contracultura social muy fuerte, repudiando situaciones como La Guerra de Vietnam (que también ocupaba a varios países de Europa).
Pero era indudable que nuestro pueblo (aunque no ajena a las realidades externas) vivía otros conflictos muy distintos a los de los países centrales: en 1966 comienza con Ongania una de las dictaduras argentinas más feroces de la historia. Cansados de la censura, persecución y represión, muchos intelectuales y artistas emigran al exterior; Tal es el caso de Skay Beillisson y Miguel Abuelo que viajaron a Europa a fines de los ´60, y al mismo tiempo trajeron en su retorno una idea renovadora (tanto musical como ideológico) para el Rock Nacional.
Esta fue una de las principales vetas para conocer el concepto preciso del rock: vivenciaban los fuertes cambios socio-políticos y culturales mientras se desataban.
En esa instancia no faltó, posteriormente, Luca Prodan, quien pudo contextualizar el surgimiento del rock (y variaciones como el punk) y su llegada a Argentina trastocó la forma de hacer música para siempre.
Sin embargo esta realidad nacional tan diferente a la que cantaba The Beatles en “Please Please Me”, deriva en un proceso de “aggiornamiento del rock” en los años ´60. Los pasos más significativos fueron la incorporación de letras en castellano y la creación de sus propios versos.
Por esos años existía en Argentina una fuerte marca sonora en manos del tango, estilo que se ubicaría con más entusiasmo en Buenos Aires. Esto no significó un detalle menor para la “argentinización del rock” ya que sus artistas se desarrollaron en un entorno social dominado por esta música.
Paulatinamente el rock se fue interesando por el tango. La atracción radicó en la virtud por reflejar la situación porteña y rescatar personajes que explicaban la forma de vida propia del argentino. De este modo, las letras de tango no tardaron en metabolizarse dentro del nuevo estilo.
Así, entre estos dos géneros que representaron gran parte de la música y la historia del siglo XX en Argentina, se van dando puntos en común.
Si bien ambos surgen de la noche porteña, el tango dio sus primeros pasos en el cabaret, mientras que el rock se inició en el café y el bar (“La Perla de Once” y “La Cueva”). Conjuntamente, emergieron bajo un clima de ilegalidad, bohemia, amistad y alcohol. De todos modos el tango rápidamente también se instala en el bar (desde el cual ahora surge otro reparo en su lírica).
Uno y otro reflejaron los cambios que se sucedían en la ciudad y los problemas socio-económicos. El tango exhibe un contexto donde existía una posibilidad de ascenso social en la década del ´40 (en piezas como “Margot”, “Mano a mano” y “Lo que vos te merecés”) y el surgimiento de las villas emergencias (“Barrio pobre”). Mientras tanto, el Rock Nacional ve el crecimiento acelerado de una ciudad en “Lunes otra Vez” (Sui Generis), “A estos hombres tristes” (Almendra), “Necesito un amor” y “Una casa con diez pinos” (Manal).
Al mismo tiempo, se relatan las persecuciones y censuras a los artistas y ciudadanos comunes en “Ayer nomás” y “La Balsa” (Los Gatos). Este acoso político-militar que bien reflejó el rock, también fue un ambiente que envolvió al tango en la primera mitad de la década del ´40.
Así como el rock creció, en gran medida, por los viajantes que traían del exterior percepciones musicales novedosas, en el tango los viajantes constituyeron la matriz de su sonido. Precisamente, los inmigrantes y esclavos que pasaban por el Rió de La Plata (a fines del siglo XIX) se mezclaban con gente de clase baja, prostitutas, marginales y delincuentes en lugares oscuros de la ciudad.
Tanto uno como otro, comparten el suburbio: desde el tango, Troilo reflejó en “Sur” la periferia que posteriormente Manal desarrollaría perfectamente en “Avellaneda Blues” (“Sur y aceite, barriles en el barro, galpón abandonado. Charco sucio, el agua va pudriendo un zapato olvidado. Un camión interrumpe el triste descampado. (…)Amanece, la avenida desierta pronto se agitará. Y los obreros, fumando impacientes, a su trabajo van. Sur, un trozo de este siglo, barrio industrial.”).
De este modo el Rock Nacional se fue colmando de vivencias porteñas y urbanas, las cuales tenían raíz en el tango. Paralelamente Manal manifestó el crecimiento de una ciudad y su hostigamiento, la solidificación de la clase obrera fabril y la concreción del Gran Buenos Aires como zona metropolitana de gran incremento demográfico desde fines de los años ´40.
Los compositores de tango que dejaron una huella indeleble dentro de nuestro rock son muchos y responden a una diversidad artística extensa. Pero tal vez el compositor de tango más admirado sea Astor Piazzolla. Su cualidad se basó en la audacia y valentía para despegar estereotipos dentro del género: fue el primer autor en incorporar batería acústica, saxo, bajo y guitarra eléctrica al tango, fusionándolo con la música académica y el jazz.
Las letras de sus canciones –en su mayoría propiedad de Horacio Ferrer- rompieron los esquemas del tango e influyeron en la obra de bandas de rock como Almendra e Invisible. Sus historias, cargadas de una poética fantástica, describían exactos personajes porteños (dejando relegado en sus versos el costado humorístico y gran parte del lunfardo).
Otro pilar para el Rock Nacional es Edmundo Rivero, quien con su composición “Bronca” (“Esta es la época moderna, donde triunfa el delincuente y el que quiera ser decente es del tiempo de Colón. (…) Pucha!, que bronca me da ver tanta injusticia de la humanidad”) , inspiró años mas tarde “La marcha de la bronca” de Pedro y Pablo (“Bronca porque roba el asaltante pero también roba el comerciante. Bronca porque esta prohibido todo hasta lo que haré de cualquier modo”).
Otra tónica del tango reside en un vínculo casi edípico con la madre, sentimiento que de igual forma marcó los inicios de nuestro rock con temas como “Madre escúchame” de Los Gatos (la cual parece una perfecta continuación de “La casita de mis viejos”)
Por otro lado, el cantante de tango más admirado es Roberto Goyeneche. Su gestualidad y fraseo en cada verso han cambiado radicalmente la forma de entonar en Argentina. “El Polaco” (como estilaban llamarlo) fue interprete de las piezas más significativas (las cuales cantó como nadie lo había hecho).
Sobre nuestros días, la influencia del tango se profundizó aún más gracias a artistas con un temprano éxito mundial como Carlos Gardel (situación que posibilitó la popularización del 2×4). Sus canciones fueron, por un lado, tomadas por músicos como Andrés Calamaro y por otro, satirizadas por Divididos, los cuales parafrasean el “volver con la frente marchita” (de Gardel/Le Pera) con “Volver ni a palos”. Aquí, sin embargo se puede hacer otra lectura: la que reivindica la raíz del tango como una música donde reinaba la chanza contra las mujeres (a diferencia de lo que públicamente se conoce respecto al género).
La intención sumisa y llorona del hombre traicionado que proliferó luego dentro del tango, era una de los blancos de burla de muchos rockeros, entre ellos Luca Prodan. No obstante, el líder de Sumo cayó bajo los encantos del artífice de los versos más profundos del tango, dueño de una mirada desgarradoramente certera sobre el amor y el futuro social: Enrique Santos Discépolo. De este poeta impío, Prodan grabó “Cambalache”.
Cabe agregar que el Rock Nacional continúa el dialecto del tango, acoplando palabras del lunfardo y creando, al mismo tiempo, una terminología que le es propia. Tal es así que, principalmente desde la década del ´90, se incorpora el lenguaje futbolero, utilizado entre otros por Aníbal Troilo, el cual es retomado por conjuntos como La Mississippi, Los Caballeros de la Quema y Los Fabulosos Cadillacs, entre otros.
Haciendo un análisis sobre las cuatro décadas de rock en Argentina, se observa que distintos autores se pasean entre ambos estilos con gran soltura, y existen casos donde resulta difícil aventurarse en poner un límite artístico al que pertenecen. De este modo, es dificultoso intentar comprender la naturaleza del Rock Nacional sin la existencia del tango.
Aunque posiblemente nuestro rock, no pudo sortear la huella social que el 2×4 marcó sobre la población durante el siglo pasado, consiguió perpetuar un camino muy similar. De tal modo, ambos supieron construir una poética porteña a partir de su música y su lírica, reflejando la miseria y el terror de décadas negras en Argentina. Paralelamente, rompieron con su mensaje las distintas clases sociales y reivindicaron el lugar de la música como movimiento de rebeldía e intransigencia social.
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