A las 22:03 de aquel 14 de diciembre de 1991, Soda Stereo apareció en un escenario gigante montado en el cruce de la Avenida 9 de Julio con la calle Estados Unidos. Una multitud festejó al ver a Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti en aquella calurosa noche.

No había espacio libre. Todo ocupado hasta casi la estación Constitución. Algo jamás visto en el rock nacional por su nivel de convocatoria: cerca de 300 mil personas disfrutando de las canciones del popular trío.

El evento gratuito formó parte del “Mi Buenos Aires Querido II” que al día siguiente lo tuvo como protagonista, en el mismo lugar, a Luciano Pavarotti. El recital se transmitió por eltrece. Luego de una entrevista en camarines, Cerati, Zeta y Alberti subieron las escaleras para deleitar a sus fans. “Mezclando los nervios necesarios con los innecesarios”, describió el cantante y guitarrista.

Los primeros acordes que sonaron fueron los del clásico “De música ligera” como introducción. “Con la sonrisa de Carlitos…Buenas noches Buenos Aires”, fueron las palabras de Cerati antes de “Hombre al agua”.

El gran momento de Soda Stereo
A fines de los ‘80, el grupo era un referente del rock en castellano gracias a sus exitosos discos. La sodamanía estaba presente en toda Latinoamérica.

A lo largo de 1990 y 1991, el trío recorrió varios países y el interior de la Argentina con los temas de Canción Animal, un disco que mostró su costado más crudo y directo. La “Gira animal”, con una impactante puesta en escena, fue todo un éxito.

La organización del concierto se puso en contacto con el mánager del grupo por aquellos días, Daniel Khon. “Estábamos arrancando con nuestra independencia. Armamos la oficina y tuvimos esta posibilidad, un broche de oro para un cierre de una etapa muy linda. Después vino una gira por España, algunos recitales más y la grabación de Dynamo”, sintetizó Zeta.

Soda Stereo, recuerdos de una noche “Al calor de las masas”
“Fue algo inesperado. Nosotros veníamos de tocar muchísimo. La banda seguía con esa cosa de mayor convocatoria y sentíamos realmente lo que pasaba con Soda. Pero esto sobrepasó cualquier expectativa. Cuando llegué a la 9 de Julio le pregunté a la producción cuánta gente había. Me respondieron 250 mil personas y seguían llegando. Terminaron cerca de 350 mil”, recordó Charly Alberti en una entrevista con La Viola, a metros del lugar en donde se armó el escenario.

“Sábado de fiesta con Soda Stereo: 250 mil personas”, tituló el diario Clarín. “La voz de Gustavo Cerati y su guitarra sorprendieron hasta paralizar a la multitud, pese a que la espera llevaba varias horas. El fervor entonces ya no se detuvo y fue creciendo a lo largo de más de dos horas de intenso show. Las primeras caras se distinguían al borde del escenario, pero el tumulto se extendía largamente la silueta de la autopista”, agregó.

“Es algo insuperable. Nos costó superarlo. Estábamos en un muy buen momento, pero también había dolor. Juan José (padre de Gustavo Cerati) estaba muy mal de salud. Él era parte del equipo. En el camarín estaba sobrevolando todo eso. Fue muy fuerte salir y ver todo ese mar de gente. Habíamos pasado por Vélez, los recitales en el Gran Rex, sin embargo, esto era algo distinto. El amor de la gente fue impresionante. Todos se portaron muy bien y no hubo ningún tipo de problema”, destacó en otro párrafo.

“Jóvenes fervorosos en otra gran fiesta de Soda Stereo” tituló La Nación luego del multitudinario recital. “Un show estupendo para despedir el año. De los balcones de los edificios partía el mismo fervor que desde la calle. Hubo quienes prefirieron trepar a los árboles o a los semáforos para tener una mejor perspectiva del escenario.

“Musicalmente no hubo tregua. Tweety González y Daniel Melero se sumaron en teclados a un programa que continuó con celebradas canciones. Un láser, parte del imponente dispositivo lumínico, superaron los límites del escenario para rebotar sobre las estructuras de hormigón de los edificios. La ciudad fue parte de una gran puesta en escena”, completo la crónica de La Nación.

“Llevamos un equipo de láser. En esa época buscábamos inventores y encontramos a un chico que se había dedicado a desarrollar uno. Fue una movida muy grande y el equipo ocupó gran parte del escenario”, recordó Zeta Bosio a La Viola.

“Uno va pasando por su historia sin darse mucha cuenta. Empieza a caer, en mi caso, mucho tiempo después. Era algo que esperábamos que podía llegar a pasar y en ese momento no le di mucha importancia. Cuando subís a un escenario tenés que entrar en una especie de cápsula porque de otra forma no podés tocar”, describió el baterista de Soda.

Para Daniel Melero fue el “Woodstock argentino”
“Fue uno de los shows más fáciles”, recordó Daniel Melero. “La primera persona la tenías a muchos metros. Me gusta tener a los fans cerca, ya que te hacen entender muchas cosas. Es como que estás de verdad en el escenario”, completó el músico que participó como tecladista en aquel recital.

Amigo de los integrantes, Melero estuvo en los primeros días del grupo. Fue quien grabó el primer demo de Soda. Posteriormente, regresó para sumarse en Canción Animal donde también aportó algunas ideas. Participó en la creación de Dynamo y grabó junto a Cerati el disco Colores Santos.

“Recuerdo un mar de gente, algunos subidos a la autopista. Llegar y salir fue muy difícil. Principalmente irnos del show. Para Soda fue un enorme hito. Para mí fue ver algo desde un punto de vista cómodo, pero con la responsabilidad que significó estar junto al grupo. Sonábamos modernos, pero teníamos que estar atentos a la hora de apretar un botón”.

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Melero lo define como una suerte de Woodstock: “El público estaba lejos, era como jugar en la cancha de River como dicen los jugadores. No te llega la presión como en la Bombonera. Estar en un escenario y contemplar ese paisaje fue impresionante. Sonábamos muy bien, teníamos varios shows para poder confrontar con algo así”.

Tweety González: “La masa se convierte en una sola cosa”
“Fue épico. Nunca se había hecho algo así. Técnicamente, fue un desafío porque no estaban los equipos que tenemos hoy. Era muy difícil hacerlo para tanto público. Eran cuadras repletas de gente y no se veía nada”, sostuvo el tecladista y productor.

Pero también, aquella imponente puesta en escena tuvo un costado agridulce. Gustavo tenía a su padre con cáncer y a los pocos meses falleció. Era una sensación bastante incómoda. José era parte del equipo y todos le teníamos un gran afecto”, recordó Tweety.

“La masa se convierte en una sola cosa. Me emociona cuando el público festeja las cosas que no son obvias como un solo inesperado o cuando una canción suena de forma increíble. Esos momentos son muy lindo porque te devuelve todo ese feedback”.

Tweety contó que el recital salió perfecto. “No recuerdo una presentación que salió mal. Siempre fue un 10 o un 9. Fue como el paso de Canción Animal a Dynamo. Gustavo fue como el motor de todo eso”.

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