Acaba de Cumplir 71 años Skay Beilinson: sus días como hippie en La Plata y el apodo que le puso Marta Minujín
Recién salido de la adolescencia, y luego de conocer Europa, el guitarrista de Los Redonditos de Ricota vivió en comunidad. En aquellos años conoció a su pareja, Poli, y recibió el apodo que lo rebautizó para siempre.
“Hablen con Poli”, fue la frase que Skay Beilinson les dijo a uno de los productores del ciclo “Rock de Primera”, en la puerta lateral del antiguo Cine-teatro Fénix, del porteño barrio de Flores. Este productor no conocía al representante de Los Redonditos de Ricota que a mediados de los 80 empezaban a ser cada vez más populares, y mientras veía pasar a los miembros del staff una mujer se le acercó y le dijo: “Hola, soy Poli”.
“El representante”, resultó ser “la representante”. Aunque para Skay, que cumple 71 años, era algo más: era (y es) su pareja. Y aunque ya hayan pasado 35 años de esta anécdota, para Skay su vínculo con “la Negra Poli”, como todos la conocen, se remonta mucho más atrás, a fines de la década del 60, cuando el joven hippie nacido en La Plata bajo el nombre de Eduardo Beilinson, viajó a Europa a conocer un nuevo mundo.
El regreso fue como Volver al Futuro: Beilinson pisó Ezeiza hecho un adelantado. Llegó impregnado de arte y de un nuevo estilo de vida que lo llevó a vivir en comunidad, nómade por varios lugares de la Argentina, en una época en la que, además de profundizar el hippismo, conoció Poli, que también terminó marcando su vida.
Cumplió 71 años Skay Beilinson: el apodo que le puso Marta Minujín por algo que solo ella vio
Nacido el 15 de enero de 1952 en La Plata, Eduardo Federico Beilinson es su nombre completo y no hay que buscar iniciales ni significados especiales entender su apodo, porque nada tiene que ver con algún tipo de lógica. Todo lo contrario, según él mismo explicó, ya siendo un consagrado guitarrista del rock argentino, el origen estuvo en un viaje de la artista plástica Marta Minujín,
Y no precisamente en un viaje por París o Nueva York, lugares donde Minujín vivió y presentó decenas de veces sus obras: ella vio en el músico, hermano menor de su amigo Daniel Beilinson, ojos celestes y de ahí surgió “Sky”, cielo en inglés. “Pero no son celestes”, refutó el músico en 2013 y ensayó su teoría: “Todo fue producto del porro o de las alucinaciones de Marta, en un encuentro en el que jugábamos a rebautizarnos”.
En un vuelo o en tierra firme, el apodo de Marta Minujín quedó para siempre. Después, la fonética llevó a que comenzara escribirse como “Skay” y así quedó, indeleble, para la prensa gráfica, para las impresiones en las remeras que lo idolatras y para los créditos musicales.
Cumplió 71 años Skay Beilinson: la vida con y sin Los Redonditos de Ricota
En 1976, cuando se formó como banda en La Plata, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota era un grupo que tocaba rock que podía alternarse con blues y reggae. Un variopinto mezclado con artistas teatrales que subían al escenario y hacían sus números junto con ellos, como música de fondo, o alternándose. Lo que hoy se llamaría un “show conceptual”.
En aquellos tiempos tenía mucho de delirio y, arrastrado de los tiempos hippies, mucho de comunidad. Pero en los 80, el boca a boca y la piratería de aquellos años (alguien que grababa con un cassette de audio un recital o que conseguía un directo desde la consola del sonidista) hicieron que Los Redondos -como pasaron a ser a secas- fuesen cada vez más populares.
La edición de sus primeros dos discos, “Gulp!” y luego “Oktubre”, hizo el resto: la calidad musical era alta. Además, este despegue coincidió con una noticia trágica para el rock nacional: la muerte de Luca Prodan y la disolución de Sumo. Los Redonditos de Ricota se quedaron con buena parte de aquel público acéfalo y con cierta impronta under y no comercial que Sumo también representaba.
Los 90 llevaron a Skay y a su socio, el Indio Solari, a la categoría de leyendas, con una masividad que parecía no tener límites. Ya no eran los clubes de barrio sino escenarios como Obras Sanitarias o el microestadio de Lanús. Y luego llegaron los grandes estadios (Huracán, Racing, River). Eso sí: nunca hubo rock ricotero en “el rico Luna Park”.
Hasta que llegó el último estadio (Córdoba, hoy llamado Mario Alberto Kempes) en 2001 y un saludo final que, como solía ocurrir, anunciaba que pararían por un tiempo. Pero fue la última vez que Los Redondos tocaron en vivo y al año siguiendo Skay salió del stand by y reconvirtió su carrera.
Claramente sin el arrastre popular del Indio, y con muchas chispas -algunas públicas- con su antiguo socio, Skay optó por hacer música para menos gente, nuevamente en lugares chicos, participando en festivales como uno más. Desplegando su particular voz que hasta el siglo XXI no era conocida como “voz líder” Y tocando sus clásicos riff de guitarra y su rock. El que siempre le gustó, el que fue el sello de Los Redondos y sigue siéndolo de su carrera solista a los 71 años.===>#ELSIESTERO, Historias y anécdotas de las mejores Bandas del Mundo, Domingos de 17.00 hs. a 18.30 hs. 105.1FM www.fmsos.com.ar