Fernando Samalea (Anécdota)

ANÉCDOTA
PALABRAS DE SAMALEA
…El proyecto García debía ponerse en marcha de inmediato y el 3 de enero dimos el puntapié inicial. Pero no en una sala de ensayo, sino sobre el escenario del enorme Club Palladium, ubicado en la esquina de Reconquista y Paraguay.
Para nuestra alegría, Andrés Calamaro aceptó sumarse como tecladista, al menos por un tiempo, así como Dani Melingo con su saxo alto. Era excitante comenzar a entender los mecanismos de la aceitada maquinaria profesional.
El palco se montaba como si fuese el de un show. Amilcar Gilabert, el renombrado sonidista, estaba a cargo de la consola principal y Mario Breuer de la de nuestro monitoreo, además de hacernos escuchar a la perfección, y reír con sus ocurrencias.
Yo me sentía allí más para aprender que otra cosa. En definitiva, el Artista estaba prescindiendo de grandes laderos como GIT o Fito Páez, para apelar a tres ignotos del circuito de pubs como Richard, Christian y yo, que teníamos entre 19 y 21 años. Aunque se nos considerase parte de la ¨renovación¨, debíamos estar a la altura, como fuese.
Ese día llegamos temprano al Bajo Retiro. Queríamos paladear la situación en Palladium e ir ajustando instrumentos y mezclas con tranquilidad. De repente, entró Charly desde la calle. Como siempre, rodeado de dos o tres personas. Al atravesar la pista de baile vacía hacia nosotros, ya ubicados como si estuviésemos por dar una función, gritó con sus brazos abiertos:
-¡Somos Las Ligas!
Desde entonces, por supuesto, fuimos Las Ligas. La prensa especializada no tardó en presentarse y la Revista Pelo editó una gran nota a doble página: ¨La nueva máquina del Sr. García¨.
El nivel de exposición iba haciéndose cada vez mayor, mientras ensayábamos un repertorio en torno a la trilogía de álbumes ¨Yendo de La cama al living¨, ¨Clics modernos¨ y ¨Piano bar¨, y de canciones de película como ¨Raros peinados nuevos¨, ¨Canción de 2 x 3¨, ¨Tuve tu amor, ¨Nuevos trapos¨ o ¨Promesas sobre el bidet¨, con su interesante riff surgido por azar. Nos contó que al componerlo con su teclado portátil a pilas, estando en Brasil con Zoca, hubo un desperfecto que alteró el ritmo y él, intuitivo como siempre, lo escogió como arreglo.
Observar a Charly dirigir el barco era un aprendizaje en si mismo. Cada detalle, inversión de acorde, estructura, sonido escogido y entradas o salidas de instrumentos era digno de análisis. Como complemento, utilizábamos dos máquinas de ritmo, una Yamaha RX21, pequeña y práctica (para claps en ¨Raros peinados nuevos¨, ¨No soy un extraño¨ o el pattern inicial de ¨Nos siguen pegando abajo¨), y la consabida Roland TR-808 de congas características en ¨Tuve Tu Amor¨ e ¨Inconsciente Colectivo¨. García me hacía afinarlas en escala de Sol, pasándome notas con su teclado para que ajuste la perilla del tunning. El secreto estaba en plegarse a su marcha perfecta lo mejor posible, siguiendo su pulso hipnótico desde el monitoreo y logrando polirritmias o entreveros de golpes, alternando sonidos acústicos con preseteados de fábrica.
No habría pasado una semana, cuando el calor se volvió agobiante en la ciudad. Entonces, se vio con buenos ojos la idea de mudarse a alguna quinta más apartada del cemento. Bajo la supervisión del Stage Manager Quebracho, su legendario aliado, el voluminoso aparato tecnológico fue trasladado al living de una casona de La Lucila, en zona norte, sobre el 1229 de la calle Montes Grandes. Su ventaja, además de la piscina a disposición, era la proximidad con la Heladería Vía Flaminia. ¡Nos recibía en cuanto intervalo se presentase!
Cual niños bien, Charly, Calamaro, Melingo, Coleman, Basso y un servidor fuimos aclimatándonos al ostentoso barrio. Llegábamos en automóviles, a lo largo de la Avenida del Libertador, hasta donde la arteria cobra un carácter residencial del tipo californiano, con vistosas construcciones y edificios intercalados con vidrieras de concesionarias de motos, lanchas, venta de elementos de navegación, confiterías, panquequerías y lunchs al paso. La mayoría de las veces nos quedábamos a dormir en las habitaciones de la planta alta. Era algo así como la concentración de un equipo de fútbol.
García, afilado en su mundo y siempre vanguardista, mantenía principios innovadores. Era común que nos dijese ¨chicos, hay que seguir experimentando, porque las fórmulas que se han usado acá, como en otros lugares del planeta, están bastante gastadas¨…
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(Extracto de ¨Que es un Long Play¨, Sudamericana, 2015)
Fotografía de Las Ligas en la Plaza de Mayo:
Mariano Galperin
#ELSIESTERO, Historias y anécdotas de las mejores Bandas del Mundo, Domingos de 17.00 hs. a 18.30 hs. 105.1FM www.fmsos.com.ar
Puede ser una imagen de 6 personas, personas de pie, personas sentadas y al aire libre

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