Carlos Luis Galanternik, más conocido como Tom Lupo, falleció el 04 de Mayo del 2020 a los 74 años.
Nacido en Charata, provincia del Chaco, se destacó como psicoanalista, poeta y locutor de radio. También ejerció como profesor universitario en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
En los años ’80 participó en Radio del Plata en el recordado ciclo radial Submarino amarillo, en el que realizaba su sección: el Tom Lupo Show, donde difundió bandas emergentes como Sumo, Soda Stereo, Los Redondos, los Ratones Paranoicos, los Fabulosos Cadillacs, Los Pericos o Alerta Roja.
Trabajó en diferentes programas radiales desde entonces, conduciendo el Tom Lupo Show en la FM de Radio Municipal de Buenos Aires, participando en el programa El loco de la Colina, de Carlos de la Rúa, en Radio Uno, y conduciendo Taxi en Radio Provincia de La Plata.
Editó las revistas Alfonsina, Banana y Twist y gritos y colaboró en diarios y medios gráficos. También participó como actor en varias películas y espectáculos teatrales.
Realizó una gran cantidad de recitales de poesía. Editó el CD En mi propia lengua, que fue musicalizado por Fernando Samalea, y en 2011 el álbum Giro hondo, sobre textos de Girondo, con la participación de León Gieco y Luis Gurevich.
En televisión condujo el programa Neosonido 2002 y Agenda cultural en Canal 7, Volver Rock, junto a Catarina Spinetta, y Medios y comunicación, con Raúl Barreiros y Oscar Steimberg.
En la actualidad era panelista recurrente del programa Bendita TV, de Elnueve. Y Radio Nacional emitía un programa, Grabaciones encontradas, en el que León Gieco presentaba viejas entrevistas –“tesoros”- de Tom Lupo.
El periodista no se encontraba bien de salud. Tenía secuelas de lo que le había pasado el sábado 20 de junio de 2015, cuando fue embestido por una camioneta cuando transitaba con su auto, un Fiat Palio, por Avenida del Libertador.
Tras la noticia de su muerte, fueron muchos los músicos que se mostraron conmovidos y le dedicaron algunas palabras. Iván Noble, por ejemplo, escribió en su cuenta de Twitter: “Año 91. Primer demo de Caballeros de la Quema. Casette con 3 canciones grabadas con nuestros pocos morlacos. No nos conocía ni el loro. Pero Tom Lupo nos invitó a Radio Municipal. Nuestra primera nota en ‘la gran ciudad’. Amable, inteligentísimo, poeta. Gracias y Buen viaje, Tom”.
También lo homenajearon sus colegas de radio. Como Franco Torchia, que señaló: “La radio en la Argentina llegó a tener un nivel de refinamiento tal que posibilitó la aparición de personas dedicadas sólo o casi sólo a ese mejoramiento. No era necesario aparecer en televisión y mucho menos liderar los ‘megusteos’. Había que saber. Tom Lupo sabía. ¡Gracias!”.
De su carrera como periodista de rock, lo que más se recuerdan son sus grandes charlas con Luca Prodan, el líder de Sumo que falleció en 1987.
También, Lupo fue el primero que juntó a Luca con Andrés Calamaro. La historia es así. La contó Tom: “Fue un deseo de Luca. Él quería saber en qué andaba el psicoanálisis contemporáneo, el lacanismo. Le hice una síntesis y me di cuenta de que lo que más le interesó de la teoría de Lacan es donde él decía que el hombre en lo afectivo no progresa, lo que progresa es la tecnología. Que ante una mujer nos portamos igual que en la época de Aristóteles. Y, a modo de resumen, le dije eso de que el tiempo pasa y nos vamos poniendo tecnos”, señaló.
Y dio más detalles: “’Me acabás de dar una idea bárbara. Siempre quise grabar Años, de Pablo Milanés, pero me parecía melancólica la frase el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos, vamos a grabar eso. Llamame a alguien que tenga estudio’, me dijo Luca. Y llamé a Andrés Calamaro, que tenía un estudio, El Hornero, en su casa”.
La grabación de Años siguió de esta manera: “Era un viernes y el sábado ya estaba grabando. Calamaro puso todos los instrumentos y fue haciendo todas las pistas. Cuando Luca iba a empezar a cantar me pidió que dijera algo, porque yo había tenido la idea, entonces repetí la frase que el hombre no progresa, que lo que progresa es la tecnología. Y después arranca el tema, que lo hizo muy rockero”, siguió Tom.
“Calamaro estaba fascinado con la creatividad de Luca, que esa noche tenía un recital en Pinar de Rocha y quedó medio afónico por pasarse toda la tarde grabando el tema, sólo por gusto, porque no hizo nada comercial después. Cuando muere Luca, lo edita Calamaro por su cuenta. Luca era pasional, muy inteligente, cultísimo, con mucha ironía”.
También, cuando le preguntaban cómo había surgido su apodo, Lupo respondía: “En 1982 estaba editando dos revistas: Twist y gritos, para jóvenes, y otra para mujeres que se llamaba Alfonsina. Entonces, me llaman de un programa de radio que recién arrancaba, Submarino Amarillo, para hacerme un reportaje, y como les caí muy bien a los productores me dijeron que les gustaría que trabajara para ellos como movilero”, contó.
Y siguió: “El móvil, por entonces, era sólo para el fútbol. Y me pidieron que me pusiera un sobrenombre rockero. Dije Tom Lupo sin pensarlo. Años después, asociando, me di cuenta de un acto inconsciente: mi único escritor admirado dentro del rock era Tom Wolfe y wolf en inglés es lobo: lupo en italiano. Y ahí podría intelectualizarlo. Pero fue un pedido para ser movilero, el primero en el rock”.
Sobre sus poetas más admirados, contaba: “Un día, cuando yo estaba en la escuela secundaria, entró un señor y nos dijo que era el profesor de Educación Democrática, pero que si no le contábamos a nadie, si no lo traicionábamos, nos aprobaría a todos y nos leería literatura latinoamericana. Ese señor se llamaba Haroldo Conti, el gran escritor desaparecido por la dictadura”.
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