UN 24 DE MARZO DEL 2019 A LOS 75 AÑOS NOS DEJABA CARLOS «CAIO» VILA
Carlos Vila, «Caio», el legendario baterista de Los Shakers, la versión uruguaya de Ringo Starr, falleció en la madrugada de este sábado en el Hospital Maciel. Había llegado en noviembre de Venezuela, donde vivió más de cuarenta años, para darle la última pelea, quizá inútil pero al menos en su propia tierra, a una larga enfermedad
Allá, la ausencia de medicamentos lo había condenado. Acá, repatriado por sus amigos músicos, viviendo en el Fortín de Santa Rosa, le peleó como pudo a un adversario inclemente.
Complicaciones en un riñon causaron el desenlace, a sus 75 años. Llevaba días internado. Los médicos le dijeron a sus allegados que difícilmente saliera.
«Al menos pudo volver a Uruguay en los últimos meses, encontrarse con las poca familia que le quedaba, y con músicos amigos, que eran como sus hermanos», dijo su esposa, Rosa Mejía.
Aún así, se sabía que era muy difícil que Vila pudiera vencer en una pelea muy desigual. Agradecía mucho a todo, a su esposa, a los médicos, a los amigos que habían colaborado -incluso económicamente- para que volviera al país, a los fans que se enteraban que estaba internado y se acercaban a saludarlo. Incluso agradecía a este periodista.
“Yo vine a recuperarme y… ahora también vine a quedarme”, contaba, entusiasmado por la visita y el apoyo de músicos y amigos como Hugo Fatorusso (su compañero en Los Skakers y hoy único sobreviviente de ese cuarteto), Rubén Rada y Federico García Vigil. “Todo esto me hizo pensar… cómo estuve tanto tiempo afuera. No es que me haya olvidado antes, pero bueno… acá estoy”, expresó en su momento.
Legado
Los Shakers fueron una banda uruguaya creada a raíz de la Beatlemanía, a imagen y semejanza de los genios de Liverpool, pero con un sello propio. Cantaban sus propias canciones en un inglés chapuceado, aprendido en ningún lugar. Pero esas canciones, Break it all, Never never, Don’t ask me love y Too late, sentaron las bases del rock en el Río de la Plata y en Sudamérica.
Vila se había unido a esa idea, sustentada por Hugo y Osvaldo Fatorusso, a quienes había conocido en el Hot Club. Roberto Capobianco, «Pelín», completó el cuarteto. Él dijo que en sus inicios la propuesta no fue pensada más que «un mes de diversión», enero de 1965 en Punta del Este: trajecitos a lo Beatle, cortes de pelo a lo Beatle, canciones inspiradas en los Beatles. Terminó durando cinco años, truncos cuando se cansaron de que los empresarios los explotaran.
Luego vivió en Brasil, donde tocó con Ivan Lins o Marcio Greyck. Formó con el también uruguayo Ruben Viera el dúo Face to Face, que tuvo cierto éxito. Finalmente, se fue a Venezuela -que en los años ’70 era un oasis de democracia en una región encepada de dictaduras- donde ganó fama como productor. Según dijo su esposa Rosa , “todos los grandes cantantes venezolanos le deben algo”. Caio, en cambio, relativizaba su labor. Los últimos años de su vida en Venezuela, en una Isla Margarita con carencias de todo tipo, ya le habían dejado marcas imborrables.
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