“La hija de la lágrima” de Charly García cumple 30 años: los primeros pasos antes de la etapa “Say no more”
Un disco recordado por temas como “Chipi Chipi” o “La sal no sala”. Un trabajo que nació con la idea de una ópera rock, con un gran trabajo de arreglos instrumentales.
Por Carlos Iogna Prat (TN – La Viola)
“Me parece que se va a llamar ‘La hija de la lágrima’”, le dijo Charly García a sus músicos, una noche al pasar, en su departamento de Coronel Díaz. El origen de ese nombre, según describió el baterista Fernando Samalea en su libro “Qué es un longplay”, está relacionado con una pelea callejera entre dos gitanas que presenció el artista en la rambla de Barcelona. Una le dio una cachetada a la otra y le dijo: “No te olvides nunca, de que soy la hija de la lágrima”.
Este séptimo disco solista del artista nació como una ópera rock, con pasajes sonoros instrumentales cargados de virtuosismo, con capas de sintetizadores y cuerdas, más canciones que se instalaron dentro del cancionero de García como “Overture”, “Víctima”, “Fax U”, “La sal no sala” (con Juanse como invitado) o “Chipi Chipi”, que según cuenta la historia, Charly la compuso en 10 minutos después que un directivo de su sello discográfico le dijera que al material le faltaba un tema comercial. En definitiva, 23 temas en total, casi 70 minutos de música, con un Charly experimentando en libertad.
Cómo fue la grabación de “La hija de la lágrima”
El proceso creativo de composición de este álbum, sucesor de Filosofía barata y zapatos de goma (1990), arrancó en febrero de 1994. Samalea acompañó el trabajo de García chequeando grabaciones y demos de distintas sesiones.
“Grabamos horas de música espontánea en casetes, para luego escucharlos en el mini estudio de la habitación delantera que funcionaba como una suerte de oficina”, describió el baterista en relación con la casa de Fitz Roy 1245 de García. Por aquellas noches, distintos músicos visitaron el lugar, como Gustavo Bazterrica o Alejandro Medina. También sonaban algunos vinilos de rock progresivo de Genesis y Rick Wakeman. En una oportunidad apareció Alejandro Chomski, un joven cineasta, para registrar todo el trabajo en una película con la trastienda del proceso creativo de García. “Existir sin vos. Una noche con Charly García” se estrenó en 2013 y se exhibió en distintos festivales.
La grabación de La hija de la lágrima arrancó en los estudios ION. Por ejemplo, en una jornada participó una orquesta para registrar el track instrumental de tres minutos, compuesto por Carlos Villavicencio, que dividió en dos al disco. “Charly me pidió un tema orquestal que rompiera con todo lo que venía pasando hasta ese momento. Fue una reunión una tarde en su casa. Él en la cama me hacía escuchar lo que tenía hecho del disco y yo iba anotando. Pero después, por cuestiones de agenda mía se me complicó y lo único que hice fue componer ‘Interludio’”, contó el director en el libro de Roque Di Pietro, “Esta noche toca Charly”.
En una sesión, García llenó una parte del piano Steinway con papas fritas para dar con un sonido. Terminó inutilizable. El artista se tuvo que hacer cargo de la reparación. La gerencia del estudio decidió no devolverle los instrumentos a García hasta que la producción no se hiciera cargo de todos los gastos extras.
La grabación del disco se trasladó a La Diosa Salvaje. Quedó en el camino el ingeniero Osvel Costa y fue reemplazado por Mario Breuer. El disco lo terminó grabando Pablo Sbaraglia, que tocaba con Samalea en Man Ray. Una vez finalizada la grabación, Charly viajó a Nueva York para mezclar el disco junto a un viejo conocido, Joe Blaney. “Estábamos todo un día mezclando una canción. Era un momento difícil, estaba intentando balancear las decisiones”, recordó el productor estadounidense en una entrevista en 2011.
Sony Music comenzó a distribuir La hija de a lágrima, el sábado 30 de julio de 1994. Dos meses antes, Charly había presentado algunas de estas nuevas canciones en vivo. La primera fue el jueves 5 de mayo, en el hall del Teatro San Martín, ante unas mil personas que pudieron acceder de forma libre y gratuita, “los que lograron superar la masa que, agolpada sobre avenida Corrientes, pugnaba por ingresar al lugar”, según describió la revista Pelo. María Epumer, en guitarra, Fernando Lupano, en bajo, Fernando Samalea, batería, y el Zorrito Quintiero, en teclados, acompañaron al ex Serú Girán en el escenario.
En aquella noche, Charly salió a escena con el pelo teñido de rubio y una remera de Nirvana a modo de homenaje a Kurt Cobain. “Yo creí que me bañaba y salía”, contó en una entrevista. “Me engañé yo mismo en realidad. Fue una cosa para distraer 30 minutos la atención del público y no destrozar el San Martín. En los últimos 15 minutos pude tocar un poco de música. Y ahora me voy mañana a New York. Entonces quiero que la gente de New York diga, ‘hey Charly, you’re crazy. Yo no hice homenaje a nadie. Me puse una remera de Nirvana. Una foto vale más que mil palabras”.
Sobre su viaje a los Estados Unidos, el músico sostuvo: “Voy a entrar en la etapa final de la ópera esta, La hija de la lágrima, mezclarla, sacármela de encima y empezar a montarla. Para hacer un espectáculo familiar. Broadway no, la calle Corrientes, teatro, Ópera, un espectáculo donde pueden ir los chicos, los grandes de todos y tener una sensación creo que de armonía y de bueno muy buena música cuadrofónica y una historia, no va a ser una ópera así tipo Rameo y Julieta, pero va a ser algo como es una historia dura una hora y media y la música está en función de, es como una película”, completó.
“Obertura”, “Víctima de soledad”, “Chipi Chipi” y “Fax U” fueron algunos de los temas que pudieron disfrutar los afortunados que ingresaron a la sala. A los pocos días, García repitió con una actuación en el Roxy, donde apareció en el escenario Pappo, Alejandro Medina, Óscar Moro y Claudia Puyó.
“Alejado de las exigencias, García organizó su trabajo de acuerdo a las ganas y al grado de inspiración con que llegaba al estudio cada día, y mantuvo esta modalidad durante el tiempo que duró la grabación de La hija de la lágrima”, publicó la revista Pelo. También destacó la presencia de estilos como la música clásica, rock, funk, rap, salsa, hasta ritmos del Lejano Oriente.
El video de “Chipi chipi” fue filmado en Miami, bajo la dirección de Coy Paez, y protagonizado por una joven modelo brasileña llamada Marjorie. El rodaje se realizó en escenarios exteriores de South Beach y en la habitación del hotel Clevelander, que habitualmente ocupaba Charly cuando viajaba a los Estados Unidos.
Charly García y la “La hija de la lágrima”: “Producida por Dios”
“Tiene que ver con un montón de cosas, con un montón de años y una confianza. A la gente que me conoce no tengo que explicarle nada. Ya lo compró, ya está ahí. Es todo un plan en el disco y se produjo por Dios. El asistente que mezclaba pudo echar bien hacia Dios. Y a la vez los accidentes pasaban de una forma tan afortunada que los dejábamos. Entonces, bueno, lo produjo Dios. Ok, es una forma de decir… también. Es un misterio”, destacó el músico cuando lanzó el disco.
Y agregó: “Lo que estoy haciendo es tratar de llegar a la forma más pura en el disco más raro que hice. No le estamos echando la culpa al sistema, no estamos hablando mal de ningún político, no nos interesan por eso. Ahora, el mensaje, si hay un mensaje, es que todo esto va a salir y va a ir nunca. Lo cual quiere decir que nada es tan lo que parece. En todo caso, es un amor de teatro, es una obra conceptual y es un punto de vista que no mata, no duele, no tira bomba, no habla mal y deja que la gente se imagina alguna cosa”.
Las presentaciones en vivo fueron en un principio para los días 15, 16, 17 y 18 de septiembre en el Teatro Ópera. La primera fecha se suspendió porque el artista llevaba tres días sin dormir y se pasó para el lunes 19. El viernes 16 se durmió antes del amanecer, se despertó poco antes de las 21 horas y llegó al teatro Ópera antes de medianoche, casi tres horas tarde. En el escenario, García tenía un sillón, una cama, una silla de ruedas y un televisor gigante. Más allá de su banda, Charly tuvo como invitado a Juanse.
Ficha técnica: “La hija de la lágrima”
Fernando Samalea: batería y percusión.
María Gabriela Epumer: guitarras y voz.
Juanse: Guitarra y voz en La sal no sala.
Illya Kuryaki and the Valderramas: voces en James Brown.
Fabián Quintiero: órgano y bajo en La sal no sala.
Fernando Lupano: bajo en Taxi.
Alfi Martins: sampler en James Brown.
Jorge Pinchevsky: violín en Intraterreno.
Bruja Suarez: armónica.
Luis Morandi: percusión.
#ELSIESTERO, Historias y anécdotas de las mejores Bandas del Mundo, Domingos de 17.00 hs. a 18.30 hs. 105.1FM www.fmsos.com.ar