Brian May

Los 75 de Brian May: la guitarra que construyó con su padre, la conexión con Freddie Mercury y su depresión

El músico de Queen alcanzó la gloria con la mítica Red Special. Los inicios en la banda y el éxito. El dolor por la muerte del cantante y su tristeza posterior. Los problemas emocionales contra los que luchó. El doctorado en astrofísica y su notable carrera académica

Por Matías Bauso (Infobae)

Brian May con una guitarra construida junto a su padre llegó a la cima del mundo de la música como fundador de Queen. Es reconocido como uno de los grandes guitarristas de la historia (FG/Bauer-Griffin/Getty Images)

Brian May cumple 75 años. Es uno de los grandes guitarristas de la historia, compositor de temas inolvidables y fundador de Queen. Es una figura atípica en el mundo del rock. Construyó su carrera como lo hizo con su propia guitarra: artesanalmente, a su manera, sin seguir reglas prestablecidas. Cedió el protagonismo a su cantante sin que los problemas de ego interfirieran en la progresión de la banda, cultivó el perfil bajo y siguió confiando en su voz musical. Pudiendo reclamar, por talento y capacidad de trabajo, un lugar central, dejó los primeros planos a Freddie Mercury.

Cuando otro se hubiera retirado a disfrutar de los millones y de la fama que Queen le había brindado, Brian, apenas pudo, retomó sus estudios hasta conseguir el doctorado en astrofísica que había dejado suspendido para perseguir sus sueños de estrellato.

Después de grabar el primer disco de Queen, Brian debió tomar una decisión: terminar el doctorado en astrofísica o dedicarse de lleno a la música. Pese a que el álbum no tuvo éxito, él decidió seguir su sueño (Michael Putland/Getty Images)

Brian, con 7 años, veía a su padre tocar el ukelele. Él quería seguir los pasos de su papá. Su pasión nació con la emulación. Primero se acercó al piano, después a la guitarra acústica. Se pasaba varias horas al día con los instrumentos, descubriendo sus sonidos.

También estaba la radio. Los Everly Brothers, Buddy Holly, Chuck Berry, Little Richard, Cliff Richards, los Beatles. Las canciones que más le gustaban a él tenían la energía de la guitarra eléctrica. Sentía que ese debía ser su instrumento. Cuando pidió una, los padres le explicaron que no se la podían comprar. Era muy cara para la economía familiar. Brian supo y aceptó que no podría tener ni una Fender Stratocaster ni una Gibson. Pero Harold May, su padre, le propuso un plan alternativo. Que ellos mismos construyeran una. May padre era ingeniero eléctrico: entendía cómo funcionaban las cosas. A nadie en la familia le pareció una idea ridícula. Al final y al cabo, unos años antes, padre e hijo habían creado su propio telescopio.

Harold y Brian May, padre e hijo, empezaron a trabajar en el instrumento en agosto de 1963. Recién estuvo terminado un año y medio después.

Utilizaron rezagos y restos que había en su casa y otros elementos que salieron a buscar en las cercanías. Todo parecía servir. La gran mayoría de los materiales fueron reciclados. Partes de una chimenea de una casa abandonada, piezas de roble de una vieja mesa que encontraron por ahí, resortes de una bicicleta, válvulas de una moto y hasta los botones de una camisa. En algunos casos tuvieron que crear las herramientas para poder trabajar en una tarea tan específica ya que en su casa sólo tenían las usuales. Compraron las cuerdas y un par de elementos específicos. Nada más. Una de las guitarras más famosas del rock sólo costó 8 libras esterlinas. Después Roger pintó la caja de color cereza.

Brian May tocando en vivo a principios de julio de este año, ya repuesto de las afecciones de salud que lo afectaron dos años atrás (Sven Hoogerhuis/BSR Agency/Getty Images)

La guitarra fue algo más que un proyecto entre padre e hijo, una manera de pasar tiempo juntos. En ese familia las cosas se hacían bien, con seriedad. El resultado final debe haber hasta excedido sus expectativas. Esta pieza no tiene nada que envidiarle a una confeccionada por profesionales. Varios entendidos le sugirieron a Brian May que patentara el sistema del trémolo, que tenía innovaciones que no se habían visto antes. Brian prefirió evitar los trámites burocráticos y dejar que la innovación familiar pudiera ser utilizada por cualquiera.

Brian May grabó casi todos sus temas con la Red Special (también se la conoce como The Old Lady y The Fireplace Guitar). A principios de este siglo, la guitarra fue producida para su venta comercial. Brian May ha usado alguna de esas réplicas en vivo.

Esa guitarra propia le dio, como no podía ser de otro modo, una voz propia. Son muchos los músicos que tienen guitarras hechas a medida, exclusivamente para ellos. Pero de las grandes estrellas sólo Brian May construyó su propia guitarra.

Con la Red Special, a los 17 años Brian May formó su primera banda. La llamó 1984, como la novela distópica de George Orwell. Las influencias eran las típicas de esos años. Los Rolling Stones, The Yardbirds, The Who. Tocaban en pubs y pequeños clubes.

Brian y Tim Staffell, su compañero, dieron los primeros pasos en la composición de canciones. Pero en 1967, luego de una actuación, les robaron sus pertenencias y tuvieron problemas con la policía. Tomaron esa noche negra como un augurio que les indicaba que no debían continuar juntos y se disolvieron.

Brian terminó la escuela con notables calificaciones, lo que le valió el ingreso en el Imperial College para estudiar física. Y siguió destacándose en el estudio. Se especializó en astronomía y su diploma fue entregado por la Reina Madre. De inmediato comenzó un doctorado. Eran muy pocos en el mundo los que se dedicaban a esa especialidad. Su futuro en el mundo académico era muy alentador.

Pero Brian también era músico. Y necesitaba darse una oportunidad, perseguir su pasión. Después de un año dedicado casi por completo al estudio, May y Staffel volvieron a encontrarse. El plan era armar un power trio. Rápidamente encontraron el baterista, un estudiante de odontología. Con la entrada de Roger Taylor decidieron llamarse Smile.

La banda se empezó a hacer conocida en el circuito londinense. Llegó a oficiar de banda soporte de Pink Floyd en una presentación en el Imperial College. Los seguía una pequeña legión de fans. Entre ellos había un joven histriónico que se llamaba Farrokh Bulsara. Sin embargo, la banda no despegó y los problemas internos hicieron el resto. Stafell y May volvieron a separarse.

Bulsara ocupó el lugar del saliente. El nuevo cantante adoptó el nombre artístico de Freddie Mercury y la banda pasó a llamarse Queen. Les costó todavía casi un año hallar un bajista que los conformara. El grupo encontró su conformación final con el ingreso de John Deacon.

Brian logró que un productor de una discográfica importante fuera a verlos. Consiguieron un contrato discográfico. El productor vio de inmediato que aunque el material todavía no era del todo convincente, la química entre ese front man expresivo y el guitarrista preciso y potente era algo único. Había pasión, exuberancia y una belleza indefinible.

Ellos tenían una visión clara de lo que querían y estaban dispuestos a trabajar para que se concretara en sus canciones: “Queríamos ser bien pesados en la superficie y sutiles y melódicos en lo profundo. Que esos dos mundos se mezclaran. Y que lo que conseguíamos en un estudio, lo pudiéramos potenciar en vivo. Siempre buscamos que la gente disfrutara de nuestros discos y que quisiera vernos tocar también” explicó en una entrevista reciente.

El primer disco de Queen no tuvo el impacto que ellos habían esperado. Sin embargo, Queen siempre sonó distinto. No había forma de que así no sucediera con Freddie Mercury como cantante y con esa guitarra y la manera de tocarla de May. Una guitarra personal de la que obtuvo un sonido personal, su propia voz.

Eso quedó claro desde ese primer álbum de la banda. Keep Yourself Alive mostró que ahí había algo diferente. Además del talento evidente, estaba la capacidad de trabajo. Tardaron casi dos años en conseguir que la canción tuviera la forma que ellos querían.

Con la salida del segundo disco, Queen se consolidó como banda. Primero se consagró en Gran Bretaña y luego en el resto del mundo. Unos años después se convertiría en una gran banda de estadios (Andrew Putler/Redferns)

Brian, mientras tanto, continuó con su doctorado, daba clases en un colegio secundario y ejercía tutorías en el Imperial College. Estaba dividido entre su actividad académica y científica y su vida musical. Estiraba las definiciones todo lo posible, pero él internamente sabía que en algún momento debía tomar una decisión.

El padre creía que la música era un berretín que se le iba a pasar, que se había sacado el gusto con esos años conformando grupos y el disco editado profesionalmente. Ya había logrado más que muchos. Pero a meses de completar su doctorado, Brian tomó la decisión que dejó consternado a su padre: renunció a la vida universitaria para dedicarse de lleno a la musical. Brian estaba convencido que sólo entregando la totalidad de su tiempo a su verdadera pasión, tendrían una verdadera chance. El siguiente disco, aparecido en 1974, le dio la razón. Queen pegó el gran salto.

La alquimia entre la energía de la guitarra de May y la voz de Mercury y su presencia escénica fue percibida por el resto del mundo. Queen se convirtió a partir de ese momento en una de las grandes bandas de la historia del rock.

El despliegue escénico era potestad de Freddie. Brian lo sabía y alimentaba, sin importarle que el protagonismo se alejaba cada vez más de él, esa circunstancia. Una idea compositiva de Brian, pensada para provocar un efecto en las multitudes que los iban a ver en vivo, muestra cómo era la relación de la banda con el público. Y cómo, a la hora de pergeñar una canción, May tenía en cuenta no sólo lo que podía llegar a suceder en el estudio de grabación sino también en los grandes estadios.

La idea performativa estaba presente desde el nacimiento de un tema, más allá del despliegue y el desparpajo de Mercury. We Will Rock You está creada para que el público participe, para que sea arte del show, una concepción que no era frecuente para la época. El tándem de ese tema con We Are The Champions puso a la banda en cada gran evento deportivo de las últimas cuatro décadas.

Cuando en 1983 Queen se tomó un descanso para recuperar energía y que sus integrantes desarrollaran sus proyectos solistas, Brian intentó grabar un disco junto a otros guitarristas, una especie de sofisticada jam session junto a Eddie Van Halen, entre otros, que se llamó Brian May and Friends. La banda regresó en 1985 con A Kind of Magic y May aportó Who Wants to Live Forever. Luego Freddie fue diagnosticado con HIV y expresó su deseo de seguir grabando hasta el final. Sus compañeros decidieron acompañarlo.

Brian May el día que obtuvo el doctorado en astrofísica en la Universidad de Exeter

Fue una etapa oscura en la vida del guitarrista, una serie de eventos desgraciados ensombrecieron el ánimo de May. Se encadenaron episodios que le produjeron un gran dolor, los duelos se le entremezclaron y su ánimo se derrumbó. En un breve periodo perdió a Freddie, a su padre Harold y se separó de su esposa Christine Mullen con quien tuvo tres hijos. Entró en una profunda depresión. Consideró, según declaró tiempo después, el suicidio.

Para alejar las ideas suicidas que lo rondaban, inició un tratamiento con profesionales y puso toda su energía en el trabajo. Editó su disco solista Back To The Light y salió de gira. Después fue el tiempo de los homenajes a Freddie y volver con la banda. En 1998 sacó Another World, su tercer disco solista.

Brian May está en pareja con la actriz Anitta Dobson desde hace tres décadas. Se calcula que su fortuna personal es superior a los 200 millones de dólares.

En 2007 volvió a su vieja pasión: la astronomía. Ser una estrella de rock no le impidió retomar sus estudios y cumplir el anhelo de su padre. Completó su doctora en astrofísica. 36 años después entregó su tesis titulada Velocidades Radiales en la nube de polvo zodiacal. Tema en el que hay escasos especialistas en el mundo. Un año después fue nombrado rector honorario de la Universidad de John Moores.

Mientras tanto, el Doctor Brian May, el rockero científico, fue nombrado Comendador de la Orden del Imperio Británico por la Reina.

Poco tiempo atrás, un asteroide fue bautizado con su nombre.

Brian May es uno de los grandes guitarristas de la historia del rock. Supo ceder protagonismo para que la atención se centrara sobre Freddie Mercury  (Michael Ochs Archives/Getty Images)

En 2020 tuvo dos problemas de salud que lo pusieron en las primeras planas de los diarios ingleses. El primer episodio dio lugar a bromas; el segundo sólo generó preocupación. Estuvo internado por una lesión en sus glúteos que se produjo mientras se dedicaba a una de sus principales aficiones, la jardinería, se lesionó los músculos de su cola. El dolor le impedía caminar y dormir. Semanas después, y mientras le realizaban estudios médicos para sanar la lesión muscular (descubrieron que su medio siglo como guitarrista le produjo también una comprensión del ciático e inconvenientes en la espalda) sufrió un prolongado dolor en el pecho con sensación de opresión. Un infarto por tres arterias tapadas. Le colocaron varios stents para solucionar la afección.

Cuando se recuperó, el guitarrista explicó la situación en sus redes sociales y agradeció la preocupación de los fans. También se mostró algo sorprendido por las bromas de las que fue víctima por la afección original: “Me había olvidado cuanto le divierte a la gente todo lo que esté relacionado con el culo”, dijo.

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