Bersuit Vergarabat

A 25 años de Libertinaje, cuando Bersuit comenzó a jugar en Primera: excesos, caída y resurrección

El cuarto disco de la banda sería el de la consagración ante los medios y el público, pero su proceso fue más difícil de lo imaginado. El próximo 24 de junio, el festejo se trasladará al microestadio de Ferro

Por Sebastián Volterri (Infobae – Teleshow)

Abril de 1997. Gustavo Santaolalla estaba del otro lado del vidrio en el estudio de grabación. La consigna había sido muy clara: “Muchachos, nada de drogas y nada de alcohol”. No se cumplió y el experimentado compositor y productor los saludó a lo lejos y se fue. Los músicos pensaron que solamente se estaba despidiendo hasta el día siguiente, aunque fue mucho, mucho más que eso. Fue el último llamado de atención.

Con casi 10 años de carrera, en 1995 Bersuit Vergarabat comenzó a grabar en Mar del Plata lo que sería su tercer disco, cuyo nombre original era Las increíbles aventuras de Don Leopardo Vir Thomsio aunque luego fuera acortado a Don Leopardo”, donde a través de 15 canciones se relatan los pormenores en la vida del hijo de un cacique de una tribu indígena de los alrededores de La Feliz, que resultó tan incivilizado, tan ilimitado, que le hizo frente a su propia muerte. El trabajo, presentado el año siguiente, tuvo una buena recepción del público, lo que provocó en la banda un inesperado renacer, luego de años de acompañamiento por cierta parte del público, pero como ellos mismos lo aclaraban en los reportajes de la época, no así por parte de las compañías discográficas o la crítica de la prensa.

“Desde el ‘92 prácticamente empezamos a caer en un ostracismo por parte de los medios, debido a que estábamos sin compañía y no conseguíamos nota y comenzaron a olvidarse de la banda. Solo la gente venía a vernos, y eso nos mantuvo vivos durante un montón de tiempo. Cuando sacamos el disco, no creíamos que esa iba a ser la venta, no creíamos que esa iba a ser la venta”, comenzaba explicando Gustavo Cordera en los medios al presentar ese trabajo.

Respecto del presente de la banda, aclaró: “Es el mejor, por lejos, porque venimos realmente convencidos de que lo que estamos haciendo es lo que queremos hacer. Tuvimos muchísimas piedras, cascotes y por último montañas y luego sumergidos en el centro de la Tierra, de ahí salimos y estamos de vuelta en la luz y pudimos terminar este disco y está. Y estamos tocando, volvió la gente, estamos muy felices”.

En la escena musical de zona Oeste un grupo que mezclaba soul, blues, funk y rock comenzó a tener mayor trascendencia, un combinado de grandes figuras que incluía al Cóndor Sbarbatti, Dani Suárez, Sergio Pérez y Adrián Lebas, entre otros. “Nosotros nos habíamos armado de una estructura bastante importante que incluía micrófonos, sonido, luces y Bersuit en ese momento estaba buscando manager. Se entera de toda esta movida y convoca a Cristian Merchot, nuestro manager, a ser manager de ellos. Cristian decide hacerse cargo de Bersuit con la condición de que Resortes pudiese telonear sus shows y salimos con toda esa estructura de gira”, comenzó su relato el Cóndor, en una charla exclusiva con Teleshow.

“Recuerdo las primeras giras a Rosario y Córdoba. La primera vez fuimos a Lanús, a la casa del Pelado que nos íbamos desde ahí de gira, y dos cuadras antes de llegar con el micro vemos que un pelado en calzoncillos agitando los brazos en el medio de la calle, así nos conocimos: subieron y nos presentamos ahí, y comenzó la odisea de conocernos, de anécdotas divertidas. La verdad que fue una feliz fusión. Después con el tiempo Resortes estaba como cerrando un ciclo, muchos se habían ido, habían entrado otros, y decidimos terminar con Resortes y fusionar lo que éramos Dani y yo, Cristian Merchot y Edu Pereyra en el sonido y Marcelo Miletti como stage manager (dirección escénica), desde el año 1996 hasta hoy. Yo arranqué como plomo, Dani como chofer, y hoy estamos cantando ”, continuó.

Gustavo Santaolalla había visto a la banda en 1994 por intermedio del representante de esa época, Daniel Kon, pero nada salió como parecía. A los pocos temas de empezado el show, se retiró: “Para mí es suficiente”, fue su sentencia. En charla con la revista Rolling Stone en 2018, el reconocido productor recordaría: “Yo había escuchado un par de discos que no me habían gustado, me parecían composiciones que no iban a ningún lado. Después fui a verlos. Cuando los vi no me gustó nada la banda, pero no me fui al primer tema. Vi un rato y me fui”.

Sin embargo, el cantante no se quedaría con esa primera impresión de años atrás, y lo fue a buscar a Santaolalla sabiendo que no había más chances, que era el momento de que se logre el ansiado trabajo que funcione como el despegue de la banda, tanto en la crítica como en el público, un producto bien grabado ya no solo en el sentido de los instrumentos, sino también de la etapa de producción, mezcla y todo lo relacionado con una obra.

Bersuit Vergarabat en 1998: Pepe Céspedes, Oscar Righi, Juan Subirá, Cóndor Sbarbatti, Carlos Martín, Gustavo Cordera, Alberto Verenzela y Dani Suárez. Los ex Resortes Antagónicos ya formaban parte de la agrupación

“Los primeros demos de Libertinaje los hicimos en nuestra sala de ensayo en Morón, a la vuelta de la Universidad, donde teníamos también un pequeño estudio de grabación. Yo vivía ahí en esa época y recuerdo que venían todas las noches, venían a las 20hs y se iban a las ocho de la mañana. Todos los demos de lo que fue ese trabajo se grabaron ahí. Poníamos nuestras voces y armonías, siempre Bersuit estaba abierto a ideas que fueran productivas para la canción, fue así que nos integramos muchísimo en cuanto a lo que fueron los demos de ese disco”, explicó el Cóndor.

Fue en esos días que le hicieron escuchar a Santaolalla el demo de una de las canciones que habían compuesto el último verano en las playas bonaerenses, dando la pauta de lo que se estaba gestando: “Se viene el estallido”. “Cuando lo escuché se me prendió una luz, eso me atrajo mucho, me dije que ahí había un gran tema. Realmente me impresionó la musicalidad, eso estaba muy bueno. Y por suerte todo lo que fuimos diseñando lo fuimos haciendo y cumpliendo. Y los resultados se empezaban a ver”, indicaría el productor en el documental que acompaña a su siguiente disco en vivo.

En los estudios Panda, como se dijo al principio de este relato, no todo estaba sucediendo de la forma más fluida posible, y el contrato verbal que se tenía con el productor no se estaba cumpliendo. “Él se copó un rato y tocó con nosotros después de que Juan le gritara ‘¡Vení, copate, De La Olla!’, una locura, recién lo conocíamos. En un momento él se va a la pecera (del otro lado del vidrio, donde está la consola de grabación) y hace así, saludando con la mano. Nosotros pensamos que era un saludo de que se iba a la casa. Se fue derecho a Ezeiza y de ahí a Los Ángeles. Y ahí no teníamos manera de levantar el partido, no había forma de continuar con el disco, y nos dijo ‘se vienen para Los Ángeles’. Muy lindo lugar, pero no había alcohol, no había drogas, no había nada, solamente música y arte, y ahí es cuando hacemos por primera vez un disco profesional, con emoción, con sentimiento, con temperamento. Y funcionó”, recordaría Gustavo Cordera.

“Gustavo es ese ser que puede sacar lo mejor de vos -aseguró el Cóndor- es maravilloso que pueda sacar el ciento por ciento del artista de adentro a nivel de que te escuchás una vez grabado y no lo podes creer, y eso es todo mérito del productor. Tenemos el mejor recuerdo de Santaolalla y de la grabación del disco”, expresó Sbarbatti.

Lo que se vivía, en tanto, en las presentaciones en vivo, también estaba cambiando, como lo diría en el trabajo El Rock como un ritual adolescente. Trasgresión y realismo grotesco en los recitales de Bersuit de Silvia Citro, Doctora en Antropología: “Los recitales de Bersuit de fines de los ´90, y especialmente la obra Don Leopardo, marcaron un punto de inflexión en la trayectoria artística de esta banda: entre la época del ‘bardo’ y el profesionalismo, entre ser una banda de mediana difusión y el éxito multitudinario que alcanzarían luego, entre las grabaciones independientes y los posteriores contratos con una de las más importantes compañías discográficas multinacionales, entre un rock más cercano al ‘ritual’ y otro más próximo al ‘espectáculo’”.

El viaje a los Estados Unidos lo hicieron Cordera y Oscar Righi, por entonces guitarrista, quienes armaron los demos, y ya de vuelta en Buenos Aires, con la elección de los temas que serían parte de la placa ya preparados fue el momento del encierro en los estudios Panda, con la energía renovada, con la convicción de que estaban realizando su mejor trabajo hasta el momento, con los 10 años de historia y tres discos que no terminaron de colmar expectativas.

“Fue un momento muy lindo de la vida la grabación de Libertinaje porque fue un cambio muy importante para el grupo, una manera de trabajar muy diferente a la que habíamos trabajado durante muchos años y un aprendizaje de cómo hacer un disco bien, de cómo encarar una canción”, recordaría Righi en diálogo con la TV Pública.

La cumbia de “Yo tomo”, o la potencia de “Se viene” o incluso de “Sr Cobranza” daban cuenta de que se estaba cocinando un trabajo que rompería con esa maldición que cargaba sobre su espaldas la banda, y que el estallido que se estaba gestando, además del premonitorio en lo que respecta a la política argentina, también responderá al éxito de la agrupación.

La carta de presentación del trabajo fue justamente “Sr Cobranza”, un tema de Las manos de Filippi que Besuit solía interpretar en vivo en sus shows de esa época. Comenzó a rotar en las radios y sólo 48 horas después los medios de difusión recibieron un apercibimiento por parte del COMFER. El Comité Federal de Radiodifusión afirmó a través de un escrito que el tema en cuestión contenía “expresiones burdas e insultos que resultarían inadecuados para ser recepcionados por los menores, además de insistentes denuncias e injurias dirigidas hacia funcionarios y exfuncionarios del Estado”. De ese modo se vulneran los artículos 5 y 14, inciso 6 D, 16 y 17 de la ley 22.285, que data del 15 de setiembre de 1980. Así las cosas, cualquier emisora que lo transmitiere recibiría un apercibimiento primero y luego una fuerte multa.

El gerente de programación de la FM Rock and Pop, Enrique Prosen, comentó en esa oportunidad a Página 12 que lo que más le llamó la atención en este caso es la rapidez con que actuó. “48 horas después de que pasamos la canción por primera vez, me llegó la nota”, dijo. Por su parte, Cordera expresó: “Sería una lástima que nos hagamos más famosos por una prohibición que por un disco bueno que nos llevó seis meses de trabajo”.

Pero la censura, como en muchos otros casos, jugó como publicidad para la agrupación, y la compañía discográfica también entendió cómo aprovechar esa oportunidad. La mañana siguiente al anuncio del COMFER, la Ciudad de Buenos Aires amaneció empapelada con afiches de fondo negro y letras blancas con la letra completa de la canción, lo que generó revuelo y la desorientación de quienes no estaban al tanto de la medida.

El disco, finalmente, se convirtió en una bisagra en la historia de la banda y llegó a todos los rincones del país con récords de ventas, y una llegada al público que nunca antes habían experimentado. La presentación del trabajo, por caso, tuvo lugar en la cancha de básquet del club All Boys, y cuyos seguidores colmaron, haciendo largas filas desde temprano para poder ingresar.

La edición de Libertinaje debió salir con un cartel de advertencia por los cuestionamientos de COMFER

Son 12 canciones en 46,34 minutos donde la protesta, la cumbia, los sonidos rioplatenses y las baladas se unen para lograr un trabajo perfecto que no hubiera sido posible sin la mano de Santaolalla y la mente fría de sus integrantes que entendieron que no todo es reviente y que para poder mostrar un trabajo de calidad, había que ser más profesionales.

“Por Libertinaje siento gratitud, primero porque fue un disco que como banda y como persona nos abrió las puertas del mundo, la posibilidad de ir más allá de nuestras fronteras, de que la banda se haga popularmente conocida primero en América, luego en Europa, visitando más de 25 países. Hacer sus canciones hoy en día arriba del escenario, quizás resignificados a pesar del tiempo, hacen que me sienta orgulloso de seguir calzando los pijamas”, rememoró el Cóndor, quien a la vez destacó el próximo encuentro en Buenos Aires, en medio de los festejos por las bodas de plata del trabajo.

El sábado 24 de junio en el microestadio de Ferro se vivirá una noche mágica, con la celebración de un trabajo que ya es parte de la historia de la música argentina, y así lo continuó explicando el Cóndor: “Quisimos cerrar este ciclo con un show que sería la columna vertebral de este disco, pero paseando por un montón de canciones más. La idea principal es poder viajar en el tiempo, la idea es poder en casa canción hacer ese viaje hermoso que hace la cabeza cada vez que escuchás una canción y te lleva a un lugar, a un momento, a un sonido, a una tristeza, una alegría. Eso es lo que hacen las canciones y esa es la idea que se planteó en el show”.

#ELSIESTERO, Historias y anécdotas de las mejores Bandas del Mundo, Domingos de 17.00 hs. a 18.30 hs. 105.1FM www.fmsos.com.ar

 

 

 

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