El disco debut de Andrés Calamaro junto a un seleccionado del rock nacional que nadie más pudo reunir
Amanecía la Democracia y el rock salía de los sótanos. Calamaro descollaba como tecladista de los Abuelos de la Nada, pero sobre todo como compositor. Hotel Calamaro fue el puntapié inicial de una carrera brillante y contó con la participación en las letras de Cuino Scornik y músicos de la su banda y de Los Twist, Sueter, GIT, Serú Girán y Spinetta, entre otros
Por Bobby Flores (Infobae)
Apenas pasado el verano de 1984 Daniel Grinbank tenía dos ocupaciones enfatizadas en su cerebro. La primera era limpiar la frecuencia de su radio Rock & Pop. Recién habían comenzado las emisiones de prueba cuando todos caímos en la cuenta de que el aire estaba plagado de radios truchas que impedían que desde la extrema derecha del dial, en el 106.3 MHz, llegásemos mucho más allá del barrio de Balvanera. La segunda ocupación de Grinbank era terminar con las grabaciones del disco debut solista de Andrés Calamaro, que ya en Los Abuelos de la Nada se destacaba componiendo.
Andrés y sus amigos ya habían tenido como diez efímeros intentos de armar una banda propia, de ellos. Entre sus amigos estaban Gringui Herrera, Cuino Scornik, Pipo Cipolatti, Rafael Bini y Daniel Melingo junto a otras celebridades. Todos veinteañeros curiosos, algo intoxicados de rock y parafernalias nocturnas varias.
Los Lamidoso que obtuvieron su nombre de unir los dos apellidos del brigadier general no se cuanto Lami Dozo, el tercero del diabólico trío que completaban Galtieri y Anaya, integrantes de la cúpula militar que nos gobernó pésima y dolorosamente en el tramo final de la dictadura militar más sangrienta de la historia de este pintoresco lugar del mundo. También tenían la Ray Milland Band en homenaje al actor británico de la película El Hombre con la Visión de Rayos X que pasaban una vez por mes en Sábados de Súper Acción de Teleonce. Zona brillante de nuestras historias personales vedadas a jóvenes generaciones, tristemente. De la Ray Milland Band queda un video, pieza única, de su presentación en Badia y Cia.
Estaban esa tarde Melingo, Andres, Pipo, Miguel Zavaleta, el bajista Camilo Iezzi de Los Twist, Charly Garcia y Pedro Aznar tomándole el pelo a todo el rock argentino. Tocaban siempre con anteojos negros al estilo Blues Brothers porque como explicaban la visión de rayos X les había perjudicado los claroscuros visuales. El periodismo los detestaba porque no los entendían, el público masivo de rock estaba demasiado preocupado tratando de sentirse progresivos, aunque los seguidores, más allá de todo esto los adorábamos después de cada show.
También Pipo y Andrés armaron en algún momento Los Almirantes, y todos participaban de las noches del Ring Club en el Auditorio Kraft de Florida y Viamonte. Nada queda de todo esto en ningún archivo, pero los que no se perdieron esos recitales no los olvidarán jamás.
Algunos de estos seres participaron de Hotel Calamaro, el disco de Andrés.
Recuerdo que me contó que le había puesto ese nombre porque estaba buscando una palabra que se dijera igual en todo el mundo occidental para que se entendiera en todos lados. Hotel iba justo en ese sentido. Taxi también pero él prefería los hoteles.
También participó en la placa el actor Robertino Granados, él mismo fue quien nos presentó en una mesa del bar de la Galería del Este, donde en 1981 estaba poniendo su obra Tango Salsa. Un par de años antes en la misma sala había hecho la sublime Lenny Blues en tributo a Lenny Bruce, con música original de Luis A. Spinetta. Robertino le había pedido a Calamaro la banda de sonido de Tango Salsa, partitura tan brillante que una de esas canciones integra Hotel Calamaro.
Además, la brillante fotógrafa Andy Cherniavsky era novia de Andrés en esos días de vino y rosas, así que ella misma se encargó de la foto de tapa.
A comienzo de ese 1984 se meten en estudio Panda, Andrés con Amilcar Gilabert, Mario Breuer y Miguel Krochik para comenzar la tarea. Una lista de temas divina, músicos de extremada calidez y calidad sumados al fervor de la tribu que empezaba a celebrar la democracia recién instalada, hicieron de este disco un tracklist ideal de los tiempos que estaban corriendo.
Tanto que escucharlo hoy acrecienta su valor sentimental. Era buenísimo, hoy es glorioso.
Letras plagadas de ironías, musicalmente excelente y un Andrés casi 0 km con la vida por delante logran entusiasmar mientras se le presta atención a la obra integral.
La verdad ignoro si está editado el vinilo hoy, pero para los que conservamos el original, hasta el sobre interno verde con cientos de corcheas y negras dibujadas, tal cual la corbata que luce AC en la portada, vale la pena.
Eran días en los que Charly estaba armando la banda que lo acompañaría, terminada la aventura Seru Girán. Andrés era parte de Las Ligas, que no grabaron ningún disco pero sentó las bases de la búsqueda de Garcia. Las Ligas eran Richard Coleman, Christian Basso, Melingo, Samalea en la batería y Andrés en los teclados. Llegaron a tocar en Pinar de Rocha y La Esquina del Sol apenas, pero marcó una raya que dividiría la carrera de Charly en antes y después.
De ahí que la canción que abre Hotel Calamaro “Fabio Zerpa tiene Razón” la toquen Charly y Pablo Guyot en guitarras. La batería de Willy Iturri, Alfredo Toth al bajo, todos haciendo los coros a Andrés con un sintetizador mientras canta con el mismísimo Fabio Zerpa arengando acerca de la vida extraterrestre, como acostumbraba hacer en la tele.
Zerpa fue un gran experto hablando de ovnis y marcianos. Sonaba tanto en la radio que casi que pierde la gracia, pero retomarla hoy es una experiencia sensorial única. Estaba firmada por Andrés y Gringui seguramente compuesta para La Elmer´s Band, producida por Charly Garcia, se convirtió en uno de los temas del año en todas las encuestas de los diarios.
“La vi comprándose un sostén” es otra composición de Gringui Herrera y Calamaro. Aquí acompañan a Andrés en coros, los integrantes de Oveja Negra que eran Anibal Forcada, Oski Amante y Willy Campins, ellos tocaban en vivo con Gringui que aquí también se encarga de la guitarra, todos atrás de Andrés en piano, sintetizadores y voz líder.
Para “Radio-Actividad Radial” de Andrés solo, una letra enigmática con coros rarísimos, se suman el Vasco Bazterrica, Paul Dourge en bajo y Clota Ponieman, amigo de todos, hace coros. Canción extraña que se aprecia como un tour de forcé donde se lucen todos. Paul Dourge fue uno de los primeros músicos que tocó con Andrés en la secundaria, de ahí fue bajista de Fito Paez, de Spinetta, de Guillermo Vilas y de Willy Crook entre otros. Uno de los más talentosos bajistas argentinos con proyección internacional. Un tipo divertido y talentoso por igual.
Es el momento entonces de un tema compuesto para un dúo que tenían Pipo Cipolatti y Calamaro. También fue parte del repertorio de la Ray Milland Band. Y aunque tenía destino para el disco debut de Los Twist, quedó acá. “Detenida” es un rockabilly tocado a los pedos, uno de los puntos altos de Hotel Calamaro. También producida por Charly, a Garcia/Guyot/Iturri/Toth, se suman David Lebón y Fabi Cantilo. Andrés canta al mejor estilo Robert Gordon, un rocker especial americano, logrando salir del standar del disco.
“Bienvenidos al Hotel” es un intermezzo instrumental que abre los sentidos para una de las mejores baladas escritas por Andrés y Cuino Scornik, “No me pidas que no sea un inconciente”. Una de las mejores letras del dúo que ya había compuesto “Mil Horas” para los Abuelos de la Nada que Andrés solo con teclados y sintetizadores se encarga de interpretar, mostrando a un músico en total expansión de su arte. Sorprendiendo interpretativamente en un tema compuesto hacía un par de años, en una noche de Navidad. En un principio la hacían los Lamidosos.
Aquí termina el lado A del vinilo, una pausa acorde para dar vuelta el disco y encontrarse con “Amor Iraní”. Suena rarísimo escuchar esto 40 años después. Otro tema de la dupla Herrera/Calamaro, interpretado por Andres y Charly solos. Charly también produce aquí. Una letra ridículamente visionaria que demuestra que hay cosas que no cambian, lamentable y dolorosamente.
“Perdería el Corazón” encuentra a Calamaro solo transitando los instantes más intimistas de la obra. Si tenemos en cuenta que Andrés durante la grabación de Hotel Calamaro tenía 23 años, la profundidad de algunas líricas del disco asombran.
Entonces llega la última producción de Charly García. “Miro por la Ventana” del dúo Herrera/Calamaro. La banda aquí está formada por García/Iturri/Toth/Guyot/ David Lebon. Banda soñada que eleva la canción al parnaso de los clásicos del pop argentino de los 80´s. Notoriamente aquí AC ya tomaba los pulsos de la gran ciudad. Unas palabras ácidas envueltas en la telaraña de una melodía que parece ajena. La mano de Charly en la consola agrega dinamismo musical, gran aporte teniendo en cuenta que esta es su primera experiencia produciendo material ajeno.
El final de la placa comienza por “Otro Amor en Avellaneda”. Extraída de la obra Tango Salsa, compuesta por Andrés y Robertino Granados, es el cenit de Hotel Calamaro hablando de elevada poesía urbana. Tanto el texto como el mensaje son de una potencia excepcional. Acompaña al piano de Andrés la batería de Daniel Colombres distinguiendo el sonido de la canción por sobre las demás. Ni mejor ni peor, distinto timbre digamos. Melodía de vodevil berlinés, una de las debilidades de Robertino siempre genio, que Calamaro refresca impecablemente.
Desde lo personal, una de las mejores canciones del rock argentino de los 80´s.
“Estoy enamorada de un cadete del colegio militar.
Lo espero cada viernes para verlo bajarse del tren…
A mi chico del cuartel.
Usa ropa color caca, tiene un walkman clavado en la sien.
Ese choco-chocolate me enloquece con su forma de ser.
Luna de miel, yo me pongo rubor para él.
Soy tan feliz, él es para mi hasta que la muerte nos separe.
Pero a la vez, yo tengo un amor en Avellaneda,
Que no habla bien, es un infiel,
Pero se pelea y me pega”
Hoy sería difícil escribir algo así. Son tiempos más sensibles y temerosos. Obviamente.
Esa es otra discusión, dilemas más modernos. Debemos tener en cuenta que este es un disco de la primera horneada de músicas nacionales en Democracia. Los límites estaban difusos, las formas comenzaban a cambiar, los prejuicios se derribaban a fuerza de aceptar discursos novedosos.
Estaba toda la juventud en ebullición. Comenzábamos a cuidarnos entre nosotros, a tener en cuenta el pasado, como exactamente eso, lo que ya había pasado. Como decía Charly, los dinosaurios desaparecerían. Las músicas eran nuevas, los discursos eran diferentes, y los discos comenzaban a tener más importancia.
Andrés Calamaro era parte importante en la nueva cultura joven. Hizo Hotel Calamaro a los 23.
#ELSIESTERO, Historias y anécdotas de las mejores Bandas del Mundo, Domingos de 17.00 hs. a 18.30 hs. 105.1FM www.fmsos.com.ar